La llegada de la alta montaña en La Vuelta 2022 siempre pone encima de la mesa del debate sobre la dureza de algunos pasos. El paso por Asturias en la presente edición, en las etapas octava y novena, vuelve a ser sinónimo de duras extremas desde que en 1999, José María Jiménez el Chava ganara la etapa que terminaba en L'Angliru, un coloso de 1.570 m de altura y con pendientes máximas del 23,5 %. En las últimas dos décadas, La Vuelta siempre tiene fama de contar con esas rampas guillenescas —bautizadas así entre los aficionados en honor a su director Javier Guillén—, con porcentajes desmesurados que no solo lleguen a los dos dígitos, sino que incluso se marchan por encima del 20%.
Pero, ¿son necesarios para el espectáculo? ¿Realmente son tan determinantes para la clasificación general? En la octava etapa, la ronda española llega al Colláu Fancuaya, un final en alto inédito para La Vuelta y que cuenta con rampas de hasta el 17% y el 19%, y, el domingo 28, en la novena jornada, la carrera termina en un lugar que ya es un viejo conocido, como es Les Praeres, una ascensión muy corta, pero muy explosiva, que cuenta con tramos de hasta el 23% y el 24%.
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Evenelpoel, Mas y Roglic en la subida al Pico Jano, en la octava etapa de La Vuelta
De ahí siempre nace la discusión de si estas rampas tan exageradas son buenas para la carrera, para la pelea por la clasificación general, y de cómo afectan a los corredores. Preguntado sobre esto en la salida de la octava etapa, en La Pola Llaviana, uno de los principales aspirantes de la general como es el mallorquín del Movistar Enric Mas, que está demostrando un sensacional estado de forma, responde a esta cuestión sobre estas rampas con un tajante “me encantan”.
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Con otras aspiraciones llegaran mucho otros corredores, que se lo toman con mucha más filosofía y resignación. Fred Wright, del Bahrain Victorius, que intentará en ellas proteger a Gino Mader, de quien dice que en estos porcentajes “tiene una buena oportunidad y yo tengo ganas de apoyarle, así que veremos qué pasa después”, por lo que no rehúye ni mucho menos estos porcentajes temerarios.
Fred Wright, del Bahrain Victorius, durante el Tour de Francia 2021
Por su lado, Dani Navarro, del Burgos BH, ve estos tramos que rozan o superan el 20% como “definitivos". Y prosigue: "Son rampas muy duras y en esos tramos se va a ir parado, así que al final creo que sí que se pueden marcar diferencias”.
Después de las durísimas rampas de Colláu Fancuaya, Les Praeres, otra pared asturiana, ha sido introducida en La Vuelta para marcar precisamente esas diferencias. Esta ascensión final de la novena etapa tiene pocas similitudes con ninguna otra se mire por donde se mire. Menos de 4 kilómetros de subida pero con tramos que se van muy por encima del 20% y que han dejado las piernas rotas de los corredores. Remco Evenepoel, que ha aguantado sin paliativos el reto, ha ampliado las diferencias con sus directos rivales, como Primoz Roglic.
Seguimos preguntando a los ciclistas acerca de sus impresiones sobre estas cuestas y hay pocos que se muestren reacios a ellas. Miguel Ángel López, del Astana, que ya en 2018 en esta misma subida fue segundo y conoce muy bien de qué va la película, afirma no obstante que “la gente cada año va más rápido pero vamos a seguir disfrutando en estas rampas”.
Juanpe López (Trek Segafredo), por su parte, una de las grandes sensaciones del ciclismo español, no tiene miedo y dice que “hay que adaptarse a todo”, mientras que José Félix Parra, el ciclista del Kern Pharma, equipo debutante en La Vuelta, se muestra algo impasible: “A mí estas rampas me dan igual, nosotros subimos lo que nos digan y nos adaptamos a ello”.
El australiano Jay Vine camino de la victoria en el Pico Jano
Pero más allá de aquellos a los que les resulta indiferente, también hay grandes amantes de estos porcentajes increíbles como Jesús Ezquerra, el corredor de Burgos BH: “Es verdad que cuesta mucho subirlas pero hay diferencias porque solo subirlas cuesta mucho. A mí personalmente me gustan más porque me vienen mejor que un puerto de una hora donde es más difícil mantener la concentración, pero tiene que haber de todo, ya lo conozco de 2018 y creo que se hicieron grandes diferencias y hoy con la aproximación que hay también puede haberlas y podemos ver un espectáculo digno de La Vuelta”.
Amantes, reticentes y escépticos ante los desniveles exagerados que año tras año propone La Vuelta para generar espectáculo y seguir explorando la geografía local.