La romántica e inspiradora idea del bikepacking asociada a la taza de aluminio colgada en la bolsa trasera se derrite como un terrón de azúcar cuando hay un crono o un tiempo máximo para cruzar una línea de llegada. Todos esos vídeos inspiradores que tanto nos excitan se evaporan en nuestros cerebros cuando la dureza y pesadez del ultrafondo nos aturde. Son imágenes que emanan romanticismo y épica, pero que también nos ciegan. Cuando hay que dar pedales durante casi 800 km y salvar unos 17.000 metros de desnivel positivo, no se hace solamente visualizando imágenes de Lachlan Morton o Mattia de Marchi devorando las pistas del desierto de Gorafe y Tabernas.
Sí, estamos hablando de Badlands. Sobre el papel, esta prueba de resistencia no es una carrera. En esta exigente travesía cada uno construye su propia aventura, pero vamos a llamar las cosas por su nombre: todos hacemos lo que queremos o lo que podemos. Unos tienen como meta entrar dentro del horario máximo marcado por la organización, otros, bajar de 60, 70, 80 o 90 horas y otros, van a disputar.
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Recorrer en bici, en formato de autosuficiencia, diferentes tipos de terreno. Así podríamos sintetizar el bikepacking. En su formato competitivo, podríamos llamarlo ultraciclismo, y, indiscutiblemente, está en auge. Si hace algunos años descubrimos el Tour Divide, hoy en día son muchísimos los eventos que se organizan en todo el planeta y que reúnen a muchos fanáticos de la larga distancia, aventureros, viajeros o como queráis llamar a estos incansables ciclistas. En este sentido, Badlands se ha convertido en solo dos ediciones en todo un referente internacional. Prueba de ello es que las inscripciones se agotaron en tan solo 10 minutos.
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Sea como sea, para los que no quieren ir con la taza de aluminio colgando de la bolsa del sillín y buscan el minimalismo, acaben con el tiempo que acaben, os vamos a detallar la lista de lo que Juan Antonio Flecha y yo vamos a cargar en la próxima Badlands, que empieza el 4 de septiembre en Granada.
Podéis seguirnos a través de badlands.cc.
David Rovira durante la Badlands 2020 (Foto: Ricard Calmet)
Primeras consideraciones: ser realista
Antes de preparar todo el material, no hay que saltarse un paso importante: ser sincero con uno mismo. Un profundo ejercicio de autocensura será el mejor filtro para cargar más o menos gadgets y equipamiento. ¿Cuántos días creo que voy a estar deambulando por la periferia de Sierra Nevada? ¿Cuántas noches pasaré y cómo creo que las pasaré? ¿Mi experiencia y mi auténtico yo —todos nos conocemos— me van a dejar dormir tumbado en el suelo de un párquing de supermercado, protegido de la temperatura y humedad con solo una manta térmica? ¿O mejor cargo con el saco de dormir y la colchoneta hinchable?
Hay decenas de preguntas que debemos responder. Proyectar cómo será nuestra Badlands e imaginar todos los imponderables; evaluar si seré capaz de salvar estas situaciones, si todo acabará en una tiritona o entraré en la segunda fase de hipotermia.
También tendré que ser sincero conmigo mismo y reconocer que, a veces, "shit happens" y que por mucha planificación que hagamos todo se puede torcer. Pero lo importante es que, por lo menos, que los problemas que vayamos teniendo no vengan por un mal planteamiento previo a la salida.
Los característicos paisajes de Gorafe durante la Badlands 2020 (Foto: Ricard Calmet)
El material, al detalle
Personalmente, me gusta organizar cada tipo de material en distintos compartimentos o bolsas. Por ejemplo, todo el material de reparación en el mismo espacio, bolsa o en un bidón (la open WIDE tiene la opción de montar portabidones en la zona de la caja de pedalier). Por otro lado, la ropa de frío y lluvia junta. Luego, los elementos tecnológicos: cargadores, cables, baterías externas, etcétera, en otro espacio. Por último, la comida que queramos transportar y, en este sentido, también es importante decidir si equipamos la bici con bidones o usamos camelback o ambas cosas. Importante agrupar las cosas y meterlas en bolsa estanca tipo zip.
En esta edición de Badlands, Flecha y yo usaremos la bici WIDE de Open, equipada con Shimano GRX mecánico, 1x11 (40 de plato). Hay la opción de montar hasta un 46 de piñón grande (aunque la marca nipona no lo contempla. En este caso habría que dar un poco de inclinación al cambio trasero)
Montamos ruedas Hed Emporia GA Pro (aluminio y 25 mm de anchura interna) y cubiertas Continental Terra Trail (700x40).
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Personalmente me gusta usar tijas de carbono en gravel. La flexión que tienen aporta comodidad y en una larga travesía, todo suma. En el resto de periféricos, manillar y potencia, prefiero la seguridad del aluminio. El manillar, en mi caso es de 44 cm de anchura, con un flare suave de 16º.
En Badlands hay que disponer de espacio suficiente para poder transportar en algún momento una importante cantidad de agua, así que contamos con 2 bidones de 1 litro de capacidad y otro de 750 mml localizado en el portabidones de la zona de la caja de pedalier. Esto tendría que ser suficiente para sobrevivir a las travesías de Gorafe y el Desierto de Tabernas.
Con el roadbook y el track en la mano es importante analizar y planificar donde compraremos comida o podremos abastecernos de agua. A mí siempre me gusta elaborar mi propio libro de ruta, anotando de forma vertical las localidades donde sé seguro que podré encontrar comida y agua. En base a esto, y mi planificación temporal, debo organizar mis paradas para no quedarme sin posibilidad de abastecimiento.
Mi lista en lo referente a material de repuesto y reparación, es:
- Bomba (me inclino por bombas que me den más volumen que presión)
- Multiherramientas con tronchacadenas
- Válvula tubeless
- Cable cambio
- 2 cámaras (por corredor). Las tipo tubolito no me convencen. Poco peso pero dan problemas si hay que montarlas.
- 2 palancas (resistentes)
- Puntera repuesto
- Parches, cola, mechas y punzón
- Botecito lubricantes y trapo
- Botecito líquido tubeless
- 1 cala y dos tornillos
- 1 tornillo de disco
- 3 bridas
- 1 eslabón fast link y un trozo cadena (3 eslabones)
- 2 pastillas freno (por corredor)
- 1 bombona Co2 para tubelizar
- Cinta aislante y algo de cinta americana
En nuestro caso, como participaremos en la modalidad de duos, podemos compartir este material y así que solo tendremos que doblar en cámaras y pastillas.
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Electrónica
A parte de GPS, luz trasera y Frontal (vamos a usar el Silva Exceed 4XT), Flecha va a salir con una o dos GoPro y una cámara compacta. Cada uno de nosotros va a cargar con un powerbank de 17.000Ah. Con la autonomía de estos dispositivos cargados al 100% esta ayuda externa tendría que bastarnos. Todo este equipamiento con su cableado asociado y protegido por una bolsa tipo zip y nuestro teléfono móvil.
Ropa
A parte del culotte, maillot, casco o gafas que vistamos en la salida de Granada vamos a cargar con:
- Manguitos y perneras
- Buff
- Guantes largos. Los guantes cortos son a gusto de cada ciclista.
- Chaqueta resistente al agua
- Camiseta térmica de manga larga
En la edición de 2020, en la que participé junto a Ricard Calmet, para supera el paso obligado del Veleta cargamos con un gorro, pantalones impermeables y un primaloft ligero. Las condiciones meteorológicas fueron muy favorables y a plena luz, pero aun así lo usamos. En Badlands 2022 habrá algún paso por encima de los 2.000 metros y en caso de lluvia un poco de abrigo no va mal.
En nuestro caso, no cargaremos ni saco de dormir ni esterilla hinchable, ya que el plan es dormir solo la segunda noche. En ese momento arrastraremos tanto sueño que nuestros cuerpos no van a notar la dureza del asfalto. Si hay suerte quizás encontremos algún sitio mejor que el parquing de un supermercado, como en 2020. Un saco de supervivencia, tipo SOL nos bastará.
Bolsas bikepacking
Nuestras Open van a cargar con todo este material que os que detallado y el almacenaje va a cargo de los amigos de Tailfin y Feréstec.
Tailfin es una marca inglesa que diseña y crea sistemas de carga para bikepacking. Su sistema Aeropack Carbon nos tiene enamorados y lo estamos probando desde hace ya unos días. El Aeropack es una estructura hecha en carbono que une la tija del sillín con las punteras traseras del cuadro. Este sistema integra una bolsa estanca de la misma marca, con apertura por su parte superior y con nada mensos que 20 litros de capacidad. Montar y desmontar el Aeropack es realmente rápido gracias a un sistema de anclaje rápido.
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Feréstec, por su lado, es un taller artesanal que está dando sus primeros pasos en el mundo del bikepacking. Eulalia y Joan Raich son dos hermanos, apasionados del ciclismo que han iniciado este proyecto en el que sus puntos fuertes son la calidad del producto y el servicio de custom que ofrecen. Flecha y yo vamos a usar su frame bag personalizada y adaptada al milímetro a nuestros cuadros Open WIDE.
Con el Aeropack y la bolsa de cuadro Feréstec nos bastará para cargarlo todo. Solo hay que añadir una pequeña bolsa delante de la potencia para alojar la batería del frontal o algo de comida y una mochila de hidratación de la marca ArchMax. Sus bolsillos delanteros, junto con la elasticidad y ligereza del material me acompañan en todas mis salidas largas.