“Tenía una inspiración especial y no iba a parar hasta conseguirlo. Me daba igual la general, solo quería dedicarle una etapa. Aquí la tienes, Gino”. Esas han sido las palabras con las que Pello Bilbao nos ha contagiado su emoción a todos los que hemos saltado del sofá en un momento único, emotivo y muy especial para el ciclista de Gernika en la meta de Issoire. Porque no es solo su primer triunfo en el Tour de Francia, es la fuerza de su significado. Un sueño de niño que Bilbao perseguía desde que dio el salto a profesionales hace trece años y que esta edición quería que se convirtiera en una dedicatoria a su compañero Gino Mäder.
Y lo ha conseguido, demostrando ese carácter ganador que se ha ido forjando en paralelo a su función de gregario. El ciclista vasco ha llegado a la meta exhausto tras completar una durísima jornada en el corazón del Macizo Central y culminar una escapada muy complicada de resolver. “Me ha costado controlar la situación porque estaba al límite, pero supongo que todos íbamos igual. Al final hemos ido a tope de principio a fin”, comentaba en la antesala del podio el corredor de Bahrain-Victorious.
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Se ha vaciado, pues las circunstancias así lo requerían, no ha escatimado en el esfuerzo y en la llegada ha asumido la responsabilidad de saberse el más fuerte —y rápido— del grupo. Todo, bajo la serenidad que le caracteriza. Además de la victoria, los más de tres minutos de renta que ha logrado en meta le han aupado a la quinta posición de la clasificación general, a menos de dos minutos del podio.
Fotografía: Pauline Ballet / A.S.O.
Esta victoria reúne cada uno de los elementos que definen la personalidad de Pello Bilbao sobre la bicicleta: templanza, sacrificio, lucha, persistencia, intuición… Se ha filtrado en la escapada después de que el pelotón haya estado enzarzado en numerosas batallas, algunas de ellas incluso con Vingegaard y Pogačar como protagonistas. Su condición en la general era delicada, a poco menos de cinco minutos del podio, por lo que tanto Bilbao como sus compañeros de fuga han tenido que remar para que el movimiento fructificase.
Hubo colaboración, su presencia nunca fue un estorbo y eso impulsó a una escapada formada por ciclistas como Julian Alaphilippe, Esteban Chaves, Ben O’Connor, Mattias Skjelmose, Michal Kwiatkowski, Warren Barguil, Georg Zimmermann, etc. También por Krists Neilands, quien estuvo a punto de cambiar el rumbo de la etapa.
El letón del Israel-Premier Tech se ha lanzado a una aventura en solitario de 30 km en las rampas de la Côte de La Chapelle-Marcousse con una solidez que parecía insalvable. Pero el grupo perseguidor ha agachado la cabeza, ha sufrido al unísono y se ha organizado para darle caza a poco más de tres kilómetros de la meta. Ha sido entonces cuando Pello Bilbao ha tenido que mitigar en primera persona el baile de ataques tratando de sorprender. Ha secado cada movimiento con soltura y ha medido su distancia (200 m) para lanzar el esprint, alzar los brazos y rendirle el mejor tributo posible a Gino Mäder.
Hoy todo el pelotón ha acabado por detrás, hoy Pello Bilbao ya acumula 1.307 euros en su iniciativa para reforestar un terreno en el entorno de Urdaibai y mantener vivo el legado y el compromiso medioambiental de Gino.
Imagen de cabecera: A.S.O.