Pachamama: los altibajos de la carrera gravel Unbound 100

Pachamama: los altibajos de la carrera gravel Unbound 100


Llevaba cincuenta kilómetros de la Unbound 100, la carrera menor de uno de los eventos más grandes del gravel a nivel mundial, cuando Adam Kachman empezó a luchar contra sí mismo. Hacía tan solo cuatro semanas que había participado en la Cascadia Super Gravel, una carrera de 160 kilómetros y más de 4.200 metros de desnivel positivo acumulado en la ciudad estadounidense de Olympia, Washington. Estaba previsto que fuera una última prueba de preparación antes de la Unboud, pero acabó convirtiéndose en uno de los retos más complicados. 

Las condiciones de lluvia y frío en Cascadia llevaron a Kachman al límite: se le entumecieron los dedos de las manos y esa situación provocó una dura caída al no poder controlar su bicicleta en un tramo de rocas resbaladizas. Se dislocó la clavícula. Tan solo unas semanas más tarde compitió en la Unbound y el dolor comenzó a ser una tortura suave, pero constante.

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Un calor abrasador

El día era soleado y muy caluroso en Emporia, Kansas. Las temperaturas eran superiores a los 31°C, por lo que se hacía necesario mantener los niveles de hidratación altos, y también los de motivación. El evento Unbound cambia a la pequeña ciudad de Emporia, pues su ritmo lento se transforma por unas horas y toda la comunidad se reúne para vivir una carrera gravel  que ha dado forma a su identidad durante los últimos quince años. "No llevaba ni dos horas allí y ya había estado sentado en una junto a los fundadores y algunas de las personas más importantes de su corta historia. Tuve una sensación muy acelerada de sentir que conocía la carrera”, explica Kachman.

Aún así, el ciclista y fotógrafo, ya tenía algunos conocimientos de Unbound porque su compañera de equipo en Easton Overland, Amity Rockwell, ganó la prueba en 2019 y quedó segunda en 2021. Una de sus principales características es que no importa lo bien que hayas entrenado, pues siempre hay que estar preparado para lo inesperado. Y una carrera es una carrera. Si empiezas a aumentar el ritmo tienes que estar capacitado para tratar de mantenerlo. "Al principio incluso negaba que me estuviera afectando, o simplemente no me daba cuenta. Estás ascendiendo esas rampas, a través de una carretera de grava y sí, hace calor, pero la emoción te puede”, comenta.

Kachman compitió con una Orbea Terra

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Una persecución desesperada y un zumo de pepinillos

El comienzo de la prueba fue muy rápido, y el dolor de la clavícula comenzó a ser cada vez más intenso. Después de sufrir durante 80 kilómetros para mantenerse en el grupo principal, Kachman pinchó en las irregulares rocas de Flint Hills. En una desesperada persecución por unirse de nuevo, la fatiga y la degradación física empezaron a acumularse en sus músculos. “Me obcequé por intentar remontar y eso supuso un esfuerzo superior al que mi cuerpo estaba dispuesto a dar. En ese momento se acabó el juego”, recuerda. 

Los últimos 65 kilómetros fueron pura agonía. Al no poder ejercer ninguna presión o peso sobre su brazo izquierdo, tuvo que pedalear con una sola mano durante el resto del recorrido. Deshidratado y acalambrado, llenó una de sus botellas de agua con zumo de pepinillos y se convirtió en su alimento durante la última parte del recorrido. "Esas últimas horas en las que intenté mantener una posición erguida sobre la bicicleta y me di cuenta de que existía la posibilidad de no terminar fue muy duro mentalmente. El zumo de pepinillos fue un acto de desesperación, pero funcionó", explica Kachman.

Rocas afiladas y juegos mentales

Kachman es un corredor experimentado en superar largas tandas sobre el sillín, especialmente en condiciones off-road. Nació en Detroit en 1989 y se trasladó a Portland (Oregon) en 2010. Dos años más tarde, en 2012, arrancó su aventura en el ciclocross y en 2016 se apasionó por los viajes extensos. Completó la Rapha Festive 500 sin descansos con un par de amigos. Hoy en día se ha convertido en una tradición de fin de año que siguen cumpliendo. El propio Kachman reconoce que pedalear durante 27-28 horas sin parar, acrecentado por la falta de sueño y el agotamiento, le ha provocado alguna alucinación. 

A pesar de su bagaje, las Flint Hills —donde nació la Unbound en 2006— son únicas. Las rocas son afiladas y las raíces profundas. "Esta carrera tiene dos partes: el pavimento en la ciudad, y luego las zona montañosa de Flint Hills. Una de las secciones es una mezcla de tierra y hierba que atraviesa una pista de una granja rural. Esa es la zona más segura del recorrido. El resto transcurre sobre tramos rocosos muy complejos”, detalla.

En lugar de optar por un enfoque cercano al ciclocross, Kachman cometió el error de mantener una presión muy elevada en sus neumáticos. Cuando aprendió la lección y la redujo todavía quedaba mucho camino por recorrer hasta la línea de meta. Fue un momento crucial de la carrera, pues tuvo que tratar de buscar la concentración para evadirse de los elementos externos e internos que le estaban perjudicando. "Pensé en todos los otros viajes que he hecho que fueron mucho peores o similares y me recordé a mí mismo que toda esa incomodidad, dolor y sufrimiento es tan solo un estado temporal", explica.

"I thought of every other ride I've done that was either so much worse or similar. And I reminded myself that all of that, the discomfort, the pain, the suffering, is a temporary state," he says.

Lágrimas de alegría

Kachman actuó como su propio entrenador mental durante el resto del recorrido. Se engañó y animó a sí mismo. Pensó en la distancia que le quedaba, la dividió en pequeños sectores y se fue marcando diferentes objetivos. Cuando cruzó la línea de meta, 7 horas y 12 minutos después de haber comenzado la carrera, se sintió aliviado y posteriormente orgulloso. Se le saltaron las lágrimas de alegría, pues a pesar de todo el sufrimiento había conseguido culminar en 90ª posición de los 649 participantes.

En definitiva, correr lesionado le ha dado a Kachman otra perspectiva, una visión y, sobre todo, una experiencia diferente con la que poder afrontar la edición de 2022, que espera con anhelo.

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