La contrarreloj se ha adueñado del colofón del Giro d’Italia en la última década y, tras dos años concluyendo de forma consecutiva en Milán, regresa a Verona como hiciera en 2019. Aunque en pocas ocasiones tiene una incidencia notable en el resultado final, salvo algunas excepciones como en 2012 o 2020, en este caso será necesario llegar con algo de gasolina en el depósito al tener que superar un puerto en mitad del recorrido. Este tipo de contrarreloj cuenta con una personalidad un tanto diferente al resto, pues dependiendo del desgaste acumulado se pueden agrandar o reducir de forma considerable las diferencias.
Recorrido de la 21ª etapa: CRI Verona - Verona (17,4 km)
El recorrido de la contrarreloj no será ni mucho menos sencillo. Se trata del mismo trazado que se utilizó como circuito en los Campeonatos del Mundo de Verona en 2004, con victoria para Óscar Freire. La ruta urbana transcurrirá sobre calles amplias y, aunque se sucederán una serie de curvas que podrían romper el ritmo, no supondrán una gran dificultad ni podría considerarse como muy técnico. Esta situación se produce tanto en los primeros cinco kilómetros como en los últimos tres camino de la meta situada en la Piazza Bra, y la entrada triunfal a la Arena de Verona.
Los nueve kilómetros centrales están marcados por el ascenso a la Torricella Massimiliana. Una subida de 4,5 kilómetros con una pendiente media del 5%, aunque bastante irregular en sus porcentajes oscilando entre el 3% y el 7%. Un punto interesante será saber si los ciclistas optan por cambiar de bicicleta, especialmente los implicados en la general. El ascenso, pero principalmente el descenso será sobre carretera estrecha y muy sinuosa, por lo que la habilidad manejando la cabra podría generar diferencias. La tensión se mantendrá durante toda la contrarreloj, pues cuenta con alicientes y elementos diferenciales.
Favoritos
Sobre el papel, no hay un favorito por encima del resto. Además, se trata de un estilo de contrarreloj en la que influyen una concatenación de factores que la convierten en una etapa muy abierta y en la que no existe un perfil propiamente definido. Aún así, una figura como la de Matteo Sobrero (Team BikeExchange) podría tener opciones de conseguir la victoria. El italiano es un grandísimo rodador y en la crono de Budapest ya demostró que es capaz de manejarse muy bien en un terreno técnico, por lo que podría ser el principal candidato.
Aunque no ha tenido su mejor Giro d’Italia, en un año en el que podía ser el de su progresión, el noruego Tobias Foss (Jumbo-Visma) también estaría en la terna de aspirantes a hacerse con el triunfo. Su principal característica es su capacidad rodadora y, al mismo tiempo, puede defenderse en terrenos montañosos. Por tanto, este tipo de recorrido, en el que la distancia tampoco es muy elevada, podría beneficiarle. Su compañero Edoardo Affini también disputará la victoria, aunque rendiría mejor con una ruta algo más llana.
Esa condición mixta permite abrir el abanico a corredores versátiles como Mathieu van der Poel (Alpecin-Fenix) que podría realizar el enésimo intento de conseguir el segundo triunfo en este Giro. El neerlandés ha llegado al final de la carrera agotado después de una incesante batalla por filtrarse en numerosas escapadas. Fue segundo en Budapest y, aunque en esta ocasión la distancia es mayor, tiene un motor suficiente para plantearse el asalto de Verona. No hay que descartar tampoco a ciclistas como Ben Tullet (Ineos Grenadiers), Wilco Kelderman (Bora-Hansgorhe) o Will Barta (Movistar Team).
Por lo que respecta a la clasificación general, si las jornadas montañosas mantienen la igualdad por escasos segundos entre Richard Carapaz y Jai Hindley podría vivirse una contrarreloj decisiva. Ninguno de ellos es un gran especialista, aunque el ecuatoriano es el vigente campeón nacional en la disciplina y en un recorrido así es más fiable. El australiano Hindley es una incógnita, al igual que el propio Mikel Landa en caso de que llegue todavía con opciones de pensar en el rosa. Cualquier percance, imprevisto o la acumulación de fatiga pueden ser clave para dictaminar el ganador de un Giro d’Italia muy igualado.
Imagen de cabecera: Giro d'Italia