El auge del que está gozando el ciclismo profesional femenino está provocando que cada vez haya más carreras y que los organizadores se animen y busquen recursos para dar el paso y crear una competición o la versión femenina de algún evento masculino. En carreras con una gran tradición, como pueden ser la carreras por etapas y las clásicas, siempre existe la disyuntiva si la versión para fémina debe considerar mantener el mismo recorrido o no, lo que puede suponer retos logísticos y económicos.
En la edición 2023 de La Vuelta Femenina —en su formato actual como competición de una semana—, la organización apostó por incluir un puerto como Lagos de Covadonga en final en alto en la última etapa. De algún modo, recogieron el guante de la propuesta del Tour de Francia Femenino 2022 —en esta segunda época bajo la batuta de A.S.O.— de terminar en lo alto de La Super Planche des Belles Filles.
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Tanto Lagos de Covadonga como La Super Planche des Belles Filles son puertos con una larga tradición en el profesionalismo masculino y ahora empiezan a escribir su historia en el ciclismo femenino. Este 2023, el Tour Femenino ha incluido el Col d'Aspin y el Tourmalet en la séptima etapa, un encadenado que el ciclismo femenino ya ascendió en las ediciones de 2001 y 2002 en la Grande Boucle Féminine Internationale. "Llevamos años pidiendo hacer subidas míticas —comenta Ane Santesteban en relación al papel que estos puertos puedan tener en la narrativa del ciclismo femenino—. En la Vuelta también tuvimos Los Lagos de Covadonga, que fue una subida muy especial. Yo creo que que es necesario incluirlos en los recorridos. Personalmente, estoy con muchísimas ganas de subir el Tourmalet".
Fotografía: Sprint Cycling
A diferencia de otras corredoras del pelotón que en la etapa del sábado subirán por primera vez este puerto de categoría especial de los Pirineos, la corredora vasca del Team Jayco AlUla ya lo conoce bien: "Sí, lo he subido. Yo vivo muy cerquita del Tourmalet. Es una subida muy mítica. Este año he estado viendo también el Tour de los chicos a pie de carretera y hace mucho años también estuve en La Mongie viéndolo. Entonces es algo especial, vi a lo corredores pasar, fui a los autobuses y eso. Y ahora estoy como en la otra parte y la verdad es que tengo muchísimas ganas".
El hecho de incluir estas cimas míticas también anima a mucho público a acercarse para ver la carrera, lo que genera mucha más visibilidad al ciclismo femenino y amplifica la experiencia de las corredoras: "Ya he recibido muchos mensajes de gente que me van a esperar en el Tourmalet animando y la verdad que eso da mucha, mucha fuerza", confiesa Santesteban, que también asegura que no se ha marcado ningún objetivo en este Tour de Francia. "Me estoy encontrando bien. Después del Giro recuperé bien y ya entrenando tenía buenas sensaciones. No me quiero poner ningún resultado como objetivo ni en la etapa de Tourmalet ni en la contrarreloj. Simplemente quiero llegar a Pau, a la última etapa, y estar segura de que lo he dado todo en la carretera, y que no podía hacer nada más. Y con eso estaré más que satisfecha".
Imagen de cabecera: Thomas Maheux / A.S.O.