El día de la marmota. Ese podría ser el relato que definiera lo que se ha vivido en Luz Ardiden. Diferente escenario, pero con mismo actor protagonista: Tadej Pogačar. Faltan calificativos para poder explicar el dominio que ejerce el esloveno en un Tour de Francia que comenzó de manera espléndida con una primera semana trepidante y que va camino de finalizar de forma un tanto insípida.
La ambición de la que hizo gala Pogačar en el Col du Portet ha vuelto a aflorar. Su instantánea logrando la victoria ataviado con el amarillo ya la había tachado de su lista imaginaria de objetivos. Ahora era el turno de sellar su segundo triunfo de forma consecutiva, ya no solo de la etapa, sino en la clasificación de la montaña. El esloveno ha certificado su tercer triunfo parcial en este Tour de Francia, el sexto en dos temporadas, y tiene amarrado el maillot amarillo, el de mejor escalador —que ha disputado hasta el último día Wout Poels— y el de mejor joven. Como si se tratase de un juego de niños al que tan solo tiene acceso él.
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Era una jornada de ambiente nostálgico, de ciclismo de antaño y con dos cimas históricas, especialmente el Col du Tourmalet. La montaña de las montañas, el puerto ciclista por antonomasia y que, por enésima vez en este siglo, ha vuelto a ser completamente insignificante en el Tour de Francia. Queda muy lejana aquella época en la que el Tourmalet tenía una incidencia valiosa en carrera, aunque hoy su ubicación invitaba a ello.
Sin embargo, las rampas de este puerto siempre dejan ante sí alguna víctima. En esta ocasión el gran perjudicado ha sido Rigoberto Urán, El ciclista colombiano, que marchaba cuarto en la clasificación general, se quedó completamente vacío, exhausto y sin un gramo de fuerza para mantenerse en la batalla por el podio. Cada kilómetro pesó como una losa sobre el corredor del conjunto EF-Education-Nippo, cediendo cerca de nueve minutos en la línea de meta.
El desfallecimiento de Rigoberto Urán ha beneficiado a todos los implicados en la lucha por el top 10. Una guerra con diferentes lecturas y que para Pello Bilbao, que ahora es noveno, está siendo la consolidación como gran fondista.
Rigoberto Urán siendo arropado por Magnus Cort Nielsen / Fotografía: A.S.O. - Tour de Francia
La etapa ha comenzado alterada con la redada de la policía francesa en el hotel donde se hospedaba en el conjunto Bahrain-Victorious buscando tanto documentación como información sobre malas praxis. Una situación que el propio corredor de Guernica explicaba en la meta: "Es triste, sentimos que hay un punto de persecución porque la gente no se cree nuestras victorias. Es una pena", decía.
La otra cara positiva para el ciclismo español ha sido el reencuentro de Enric Mas con su mejor versión. Tras dos jornadas aciagas en el Mont Ventoux y Col du Portet, el mallorquín ha estado inmerso en la batalla por el triunfo de etapa en Luz Ardiden. Quería mantener el legado de una ascensión pirenaica que es de grato recuerdo para los españoles, ya que hasta cinco ciclistas han logrado la victoria en su cima. Pedro Delgado fue el primero en 1985 y Samuel Sánchez el último en 2011.
El ciclista de Movistar Team consciente de que era una tarea complicada la lucha cuerpo a cuerpo con los tres intocables de este Tour de Francia ha tratado de sorprender a falta de 800 metros. Pero Pogačar es insaciable y no le ha dejado marchar. Al menos, Enric Mas, que se coloca sexto en la clasificación general, se ha mostrado combativo y valiente con la mirada puesta en la Vuelta a España.
La montaña de despide del Tour de Francia con una premisa muy clara para futuras ediciones de la ronda gala: si a Pogačar quieres ganar, en otro terreno tendrás que atacar. El esloveno, sin rival y con la contrarreloj en el horizonte para seguir ampliando su palmarés en un juego en el que es el mejor trilero.
Imagen de cabecera: A.S.O. - Pauline Ballet/Charly López