Parece inverosímil como en un año las cosas pueden cambiar tanto. Este 2024, tanto el SD Worx como Lotte Kopecky están viendo que cada victoria está mucho más cara. Si el año pasado, era Demi Vollering y el equipo neerlandés eran los grandes dominadores de las clásicas de primavera, esta presente temporada, cuando sobre el papel incluso podrían tenerlo más fácil por la retirada de Annemiek van Vleuten, las cosas no han sido así. De hecho, a partir de la victoria de Elisa Balsamo en el pasado Trofeo Binda, la narrativa ha empezado a cambiar.
Ya en la prueba italiana, el equipo americano empezó a mostrar un planteamiento táctico que ha ido perfilando en las últimas competiciones: en la Brugge-De Panne, con nueva victoria de Balsamo y ahora en el Tour de Flandes, en la que Elisa Longo Borghini se ha coronado por segunda vez como reina de De Ronde.
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Tras una carrera durísima y rota durante muchos kilómetros, bajo la lluvia, viento, barro, la corredora italiana ha rematado el trabajo de su compañera Shirin Van Anrooij, que ha aplicado una táctica de libro. Cuando a falta de 21 km, la neerlandesa ha conseguido enlazar con el grupo cabecero de diez unidades en el que rodaban las máximas favoritas —Lotte Kopecky, Lorena Wiebes, Demi Vollering (SD Worx), Marianne Vos, Fem van Empel (Visma | Lease a Bike), Silvia Persico (UAE Team ADQ), Longo Borghini, entre otras— ha aprovechado la inercia para irse en solitario y sembrar el desconcierto antes de la última subida al Oude Kwaremont, la penúltima dificultad del día en forma de muro.
Y mientras Van Anrooij seguía en su cabalgada en solitario, en su estilo, sin mirar atrás, en el grupo de favoritas que rodaban a penas a 20 segundos, empezaba el via de crucis definitivo del SD Worx que ni el domingo de resurrección, si es que eso podía tener alguna influencia, han podido evitar: Lorena Wiebes cedía, Lotte Kopecky abría la boca buscando oxígeno bajo la cortina de lluvia y Demi Vollering se estaba dejando lo que ya no tenía, incansable, correosa. Nadie daba un relevo a SD Worx, era el equipo a batir, el equipo que lo había confiando todo a la calidad excepcional de sus individualidades.
Y así llegó el Paterberg, la última dificultad del día, traicionero y resbaladizo, que ha roto aún más lo que ya estaba roto y en el tramo del 18%, Kasia Niewiadoma (Canyon // Sram) y Longo Borghini han conseguido tomar unos metros de ventaja y escribir un escenario no contemplado: Lidl-Trek ahora era el equipo a batir. «La bici perdía tracción en el Paterberg, pero este invierno he estado rodando mucho con la bici de mountain bike para trabajar eso», comentó después Longo Borghini antes de la ceremonia del podio. También debió influir la preparación en altura que tanto la polaca como la italiana hicieron en el Teide tan solo tres semanas antes.
Pero, ¿debía Longo Borghini tirar en el Paterberg para alcanzar a Van Anrooij o debía secar las opciones de la polaca a favor de su compañera que iba escapada? "En aquel momento vi que habíamos abierto hueco, que Kopecky no estaba y opté por ir a tope hasta la cima". Así fue como la italiana optó por la primera opción, alcanzó a la neerlandesa —que levantó el pie para esperarla— llevándose a rueda a una corredora peligrosa: Niewiadoma.
La tres ciclistas colaboraron y consiguieron mantener la distancia con el grupo perseguidor y para jugarse al esprint la victoria. «What a ride!», le decía Longo Borghini a Van Anrooij mientras la abrazaba tras cruzar, vencedora, la linea de meta. "Parece que puedo tener un buen rendimiento bajo la lluvia, aunque no me gusta mucho", bromeaba pasados unos minutos en la entrevista para la señal internacional. "Ser primera y tercera de una carrera tan especial como Flandes significa que como equipo hemos corrido de manera excepcional".
Foto de cabecera: Lidl-Trek