El triunfo de Sepp Kuss en La Vuelta 2023 representa el éxito de un gregario infatigable. Un ciclista trabajador y cumplidor, con una personalidad cautivadora, que siempre ha puesto su talento innato en las jornadas montañosas a disposición de sus compañeros. Un jornalero del ciclismo al que las circunstancias —y unas piernas inigualables— le han situado, por fin, en una posición privilegiada después de ser un elemento clave en las numerosas victorias de Primož Roglič y Jonas Vingegaard. Kuss es un amante de la bicicleta, “un globero más”, como ha repetido varias ocasiones durante la carrera y como nos reconoció en el número 35 de la revista. Ahora es también el ganador de una gran vuelta, el primer americano que lo consigue en una década desde el veterano Chris Horner en La Vuelta 2013.
El cometido de Kuss cuando la carrera comenzó en la lluviosa, caótica y forzosamente nocturna contrarreloj por equipos inaugural de Barcelona no era otra que proseguir con su principal labor: ser el mejor gregario del Jumbo-Visma. Estar acostumbrado a vivir las grandes vueltas desde esa perspectiva le favoreció. “Llegar a La Vuelta siendo, en principio, gregario creo que me ayudó. No venía con la ilusión de hacer una gran general, pero ahora estoy en esta posición y he descubierto cosas no conocía sobre mí mismo y sobre mis capacidades en las grandes vueltas”, destacaba en la rueda de prensa de Guadarrama. “Una de las partes más importantes es la fuerza mental, estar centrado día a día y saber sobrevivir o aguantar cuando estás atravesando un momento complicado”.
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El americano se filtró en la escapada de la sexta jornada camino de Javalambre que acabó cambiando el relato de La Vuelta 2023. En la cima del Observatorio Astrofísico dejó uno de esos destellos de su superclase cuando cuenta con cierta libertad y, casi sin querer, su rol en esta edición de la ronda española cambió. También fue donde se ganó aún más el corazón de los aficionados con aquel trago a la botella de cava. Sin embargo, la contrarreloj de Valladolid se convirtió en un punto de inflexión: “Después de la etapa del Tourmalet me di cuenta que el rojo era posible, porque me sentí muy bien y con una gran confianza. Aunque quizá el momento decisivo fue la crono, porque rendí diez veces por encima de lo que esperaba y se trataba de un día clave para defender el liderato el resto de la carrera”.
Fotografía: Sprint CyclingFotografía: Sprint Cycling
La pérdida de Remco Evenepoel en la ecuación de la clasificación general, junto a la superioridad del tridente de Jumbo-Visma, se transformó en un aparente aumento de la tensión interna tratando de gestionar los egos. Primož Roglič y Jonas Vingegaard intentaban marcar territorio mientras Sepp Kuss era el blanco de fuego amigo, y el que después procuraba parar los golpes con su naturalidad comunicativa en las entrevistas post etapas. A partir de la Cruz de Linares el ambiente fue diferente, pues se había tomado la decisión definitiva. “Es algo que está acordado y hablado entre los tres”, expresaba Sepp Kuss. En la misma línea siguió Jonas Vingegaard: “Son cosas internas del equipo que creo que no se deben comentar”. Roglič incluso fue más contundente: “El mejor ha ganado".
La imagen del esloveno y el danés escoltando al que ha sido su fiel escudero durante años en la línea de meta de Guadarrama era quizá la que la gran mayoría de los aficionados deseaban. Un gesto que engrandece a ambos, pero que también supone la confirmación de la supremacía del equipo neerlandés copando el podio y conquistando las tres grandes vueltas en 2023. “Son dos grandes campeones y han sacrificado sus ambiciones personales para ayudarme. Eso es algo que realmente es muy complicado cuando estás acostumbrado a ganar las mejores carreras del mundo”, explicaba Kuss. Además, el americano no cerró la puerta a asumir un rol de liderazgo en el futuro, pero confesó estar contento con la faceta que le ha llevado hasta esta situación: “Me gustaría tener la posibilidad de intentarlo más veces, pero también me gusta mi función como gregario”.
Fotografía: Sprint Cycling
Que Sepp Kuss era el favorito de la afición española se ha percibido en cada salida y en cada meta, especialmente durante la última semana de carrera. El americano es un ciclista cercano y espontáneo que despierta grandes simpatías y que ha conectado con el público a través de su forma de entender el ciclismo. “Cada año me siento un poco más español. Mi mujer, que es catalana, me ayuda a acercarme aún más a toda la gente de aquí. Existe una gran afición al ciclismo en España y yo también lo soy. Me gusta descubrir rutas, zonas y rincones diferentes, altimetrías y cosas así y eso me permite conectar con el aficionado”, señala. A lo que Primož Roglič añadía entre risas para concluir: "Kuss, Kuss, Kuss”.
Imagen de cabecera: Sprint Cycling