La lluvia, el barro, el viento y los adoquines, una peliaguda asociación en París-Roubaix que apareció en su justa medida para aderezar una histórica primera edición femenina en la que tan solo concluyeron sesenta y una corredoras. La británica Elizabeth Deignan se ganó por derecho propio el apelativo de reina del adoquín con una auténtica exhibición en solitario. La ciclista del Trek-Segafredo afrontó los diecisiete variopintos sectores empedrados en primera posición, con rivales que le perseguían desde la lejanía y con la mirada perdida por el esfuerzo enfocando un único objetivo: la ciudad de Roubaix.
Los pilares de la cautela y la prudencia ante la falta de experiencia en una carrera de estas características se derrumbaron a las primeras de cambio. Sin ningún tipo de reparo, con 83 kilómetros todavía por delante, Lizzie Deignan, tras una temporada muy gris en las clásicas, decidió que era el momento de encender la mecha sobre las piedras de Hornaing à Wandignies, el sector adoquinado inaugural. Tan solo fue el anticipo de lo que acabaría deparando una carrera que ha llegado (por fin) para instaurarse.
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El primer contacto con el pavé lo cambió todo. Elizabeth Deignan fue navegando a través los diferentes tramos adoquinados sorteando las resbaladizas piedras que convirtieron la prueba en el auténtico Infierno del Norte. Mientras ciclistas como Annemiek Van Vleuten, Emma Noorsgard (6ª), Elisa Balsamo, Ellen Van Dijk o Elisa Longho Borgini —que acabó siendo tercera— se vieron implicadas en varias caídas ante la dificultad del terreno, la británica se mantuvo en pie en el fino alambre con la soltura de una equilibrista, especialmente en Mons-en-Pévèle.
Elizabeth Deignan, en solitario, a través de los diferentes sectores adoquinados / Fotografía: Getty Images
El viento, que en algunos tramos llegó a alcanzar los 26 kilómetros por hora, supuso una dificultad añadida, pero en ningún caso impidió que la diferencia de Lizzie Deignan, ajena a los constantes movimientos traseros, fuera exponencialmente en aumento hasta rozar los tres minutos. Cuando Marianne Vos trató de alcanzarla ya era demasiado tarde. La británica Deignan se mantuvo férrea y pudo saborear y disfrutar su paseo triunfal sobre el velódromo de Roubaix con un público entregado para convertirse en la primera ganadora de la París-Roubaix femenina.
Una victoria que Marianne Vos buscó con ahínco, pero que se le escapó ante la superioridad mostrada por Lizzie Deignan. La neerlandesa aprovechó sus grandes cualidades en ciclocross para superar los tramos adoquinados con una técnica exquisita, sorteando las irregulares con una facilidad pasmosa. Los fríos quince grados del ambiente aumentaron, por un momento, cuando la corredora del Jumbo-Visma encendió el motor en Mons-en-Pévèle, pero sobre todo en Carrefour de l'Arbre.
Un movimiento, desgajando por completo el grupo, que comenzó una fulgurante persecución sobre la británica con el fuerte viento azotando las pancartas como protagonista. Sin embargo, Vos tuvo que conformarse con el sabor agridulce de la segunda posición. Ya sobre el prado del velódromo André-Pétrieux felicitaba con honores a la nueva reina del adoquín:
Two great champions at the finish 🤝
— Paris-Roubaix (@Paris_Roubaix) October 2, 2021
Deux immenses championnes à l’arrivée 🤝#ParisRoubaixFemmes pic.twitter.com/OSdpmsaIc1
El conjunto Trek-Segafredo completó una sensacional primera edición de la París-Roubaix Femmes con la tercera posición de Elisa Longo Borghini, así como el octavo puesto de la francesa Audrey Cardon-Ragot. Por parte del equipo Movistar, Emma Noorsgard acabó en sexta posición tras su fuerte caída, consiguiendo el mejor resultado de la estructura telefónica en sus más de cuarenta años de historia. "No sé ni qué ha pasado desde el ataque de Deignan. Solo sé que ha sido un día caótico de principio a fin", declaraba la danesa.
Esta ha sido la primera edición femenina de la París-Roubaix que deja dos conclusiones claras: el adoquín del norte de Francia ha llegado para quedarse en el calendario femenino y la necesidad de seguir progresando en la igualdad de premios. Elizabeth Deignan recibirá 1.535 euros por su victoria sobre el pavé, mientras que el ciclista que se alce con el adoquín en la prueba masculina se hará con un montante de 30.000 euros. Todavía queda camino por recorrer.
Imagen de cabecera: París-Roubaix