El Infierno del Norte es un apodo más que apropiado para definir la París-Roubaix. Esta referencia surgió después de la Primera Guerra Mundial, cuando la carrera se disputó en un paisaje devastado por las consecuencias del conflicto, aunque la descripción sigue encajando con la personalidad de su recorrido en la actualidad. El alto riesgo de caída, los implacables sectores adoquinados y su carácter imprevisible se combinan para hacer de ella una de las carreras más difíciles del calendario.
Si a todos estos elementos se le añade un tiempo húmedo, como el que tuvimos en 2021, las famosas piedras se convierten en complicadas zonas resbaladizas cuando la lluvia entra en contacto con los polvorientos caminos agrícolas, formando un espeso barro. Los rostros cubiertos de suciedad, los corredores, en ocasiones ensangrentados, que luchan por llegar al velódromo, las manos plagadas de ampollas… Basta con observar alguna de las instantáneas posteriores a la carrera para comprender que Roubaix es una muestra inherente de que el ciclismo es uno de los deportes más duros que existen.
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Entonces, ¿por qué hacerlo más difícil de lo necesario? En un deporte en el que la fuerza, el potencial y la profundidad ganadora del pelotón no hacen más que aumentar cada año, es imprescindible buscar cada pequeña ganancia. Conseguir que una carrera como París-Roubaix sea un poco más cómoda podría ser la diferencia entre levantar triunfalmente el adoquín o llegar derrotado al autobús del equipo.
Esto es algo que el fabricante italiano Prologo ha sabido interpretar y entender. Por ello, se han anticipado y, en sintonía con las exigencias cambiantes de las carreras profesionales a medida que los organizadores buscan recorridos alternativos, ya sea con adoquines o con grava, Prologo ha presentado un producto revolucionario en el mundo de los guantes de ciclismo.
Los nuevos guantes Energrip de Prologo utilizan la tecnología CPC (conexión, potencia y control) patentada por la empresa, que proporciona a los ciclistas un mayor agarre y absorbe las vibraciones del suelo. ¿Recuerdas a Lizzie Deignan levantando los brazos en la victoria de la primera edición de la París-Roubaix Femmes y mostrando la cinta del manillar manchada de sangre y las manos llenas de ampollas? Probablemente, habría disfrutado de una carrera mucho más suave utilizando los guantes Energrip. Se trata de un modelo que permite a los ciclistas ir más fuerte, y durante más tiempo, sin experimentar la incomodidad habitual sobre superficies ásperas y llenas de baches.
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Los polímeros impresos en 3D de la tecnología CPC se colocan estratégicamente en la palma del guante para garantizar que las vibraciones transmitidas por la bicicleta al cuerpo se absorban antes de que se transfieran al ciclista. Además, los estudios de electromiografía demuestran que el Energrip absorbe un 10% más de vibraciones que los guantes sin CPC. Los polímeros también facilitan el agarre, lo que permite un control total y mayor confianza al ciclista cuando navega sobre terrenos complicados. También cuenta con inserciones en el dedo índice para ayudar a un control óptimo de la frenada.
Sin embargo, un mayor acolchado no significa un aumento del volumen. Los canales de refrigeración del interior del guante reducen el calor y el sudor, mientras que el dorso de malla de nailon y poliéster proporciona aislamiento para el clima más frío. Esta combinación evidencia que los guantes Energrip de Prologo están hechos para condiciones variables, ya sea ascendiendo un puerto o enfrentándose a la baja sensación térmica durante el descenso.
Actualmente, tanto el Bahrain Victorious como el equipo femenino del WorldTour, EF-Tibco-SVB, utilizan los guantes Energrip, que están un paso más cerca de suavizar los adoquines y el terreno accidentado de las carreras y de los entrenamientos. Los equipos de ciclismo de montaña, como el Cannondale Factory Racing, también se decantan por estos guantes, ya que proporcionan un soporte óptimo para las duras condiciones en terrenos alejados de la carretera. Parece que los Energrip de Prologo son el escudo perfecto para afrontar superficies y entornos complicados para cualquier ciclista, como la dureza adoquinada de la París-Roubaix.
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