La británica Lizzie Deignan ha tenido que hilar fino desde que regresó al pelotón a principios de este 2023 tras su segunda baja por maternidad. Ahora, es madre de una niña de cuatro años y un niño que en septiembre cumplió sus primeros doce meses de vida. Pero ser ciclista profesional implica innumerables horas de entrenamiento al día y viajar alrededor del mundo para competir. Compatibilizar ambas facetas no suele ser una tarea sencilla, todavía más después de que a su marido le hayan diagnosticado recientemente artritis psoriásica.
Sin embargo, nadie diría a simple vista que se encuentra inmersa en esta vorágine que podría parecer incontrolable. A Deignan le rodea un halo de tranquilidad antes de subir al escenario de Rouleur Live junto a su compañera Elisa Longo Borghini. “No es algo que deba estar equilibrando constantemente”, comenta sonriendo sin perder de vista a su hija Orla que se entretiene coloreando en los sofás de la sala. “Mis hijos siempre van a ser una prioridad —prosigue—, así que no es como si estuviera conscientemente en una batalla. Es muy sencillo para mí, aunque sí, este año las cosas no han estado en armonía en absoluto”.
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A pesar de los obstáculos que ha tenido que superar, la británica está contenta de la forma en la que se ha desarrollado su temporada. La primera carrera en la que participó fue la Flecha Valona en abril, seguida de la Lieja-Bastoña-Lieja unos días más tarde. Este no era el plan original de Deignan, pues la corredora de Lidl-Trek pretendía reincorporarse a la competición durante La Vuelta Femenina. Pese a la sorpresa inicial (recuerda que recibió la llamada mientras amamantaba a su hijo), su regreso al pelotón se produjo de manera natural y divertida, reafirmando su idea de que no está preparada para colgar la bicicleta.
"Quizá es el momento para rememorar la frase que alguien me dijo una vez: 'Es hora de retirarse cuando disfrutas más entrenando que compitiendo'. Por ahora, no me encuentro para nada en esa situación. Prefiero competir, sin duda. Me encanta estar en el pelotón, desenvolverme dentro de él y centrarme en las carreras. Es algo instintivo para mí, como si estuviera incrustado en mi ADN”, añade con firmeza.
Aunque no ha conseguido ninguna victoria esta temporada, se ha convertido en una ciclista fundamental para sus compañeras de equipo. Además de ofrecer una ayuda vital en momentos puntuales, sigue siendo una de las grandes figuras del pelotón femenino y su presencia tiene la capacidad de intimidar. En los Campeonatos del Mundo de Glasgow, Deignan recuperó su mejor versión y sacó a relucir gran parte de su repertorio para culminar en una meritoria sexta plaza. La británica de treinta y cuatro años era consciente de que se encontraba en un buen momento, pero quedó sorprendida de su determinación. “Recuerdo que al llegar a casa pensé: ‘Vale, todavía estoy aquí’. Esa fue mi sensación”, señaló.
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Esta circunstancia le ha dado una inyección de confianza de cara a la gran carrera que se ha marcado en el horizonte como objetivo: los Juegos Olímpicos de París 2024. Sin embargo, Deignan ha diversificado su apuesta y sus metas de cara a la próxima temporada. "Me encantaría aspirar a una prueba tan especial como los Juegos, pero creo que es importante no centrarse exclusivamente en esta carrera. Quiero ser capaz de rendir en el Tour de Francia Femenino. Este año he desaprovechado un par de oportunidades para filtrarme en las escapadas, y me gustaría estar a tope en el Tour", destacó.
Este 2023 se trataba de la primera experiencia de Deignan la ronda gala, en la que se vio (casi) obligada a capitanear el Lidl-Trek después de que el equipo sufriera la retirada por enfermedad de sus dos principales bazas: Longo Borghini y Elisa Balsamo. En este sentido, la británica reflexiona sobre su debut en el Tour de Francia Femenino: "Estoy contenta por cómo acabé físicamente, aunque no tanto por mi eficacia táctica. No estoy segura de haber tomado siempre las decisiones correctas. Asumí el liderazgo y tuve que intentar gestionar, al mismo tiempo, las diferentes expectativas que eso podría generar”.
Fue una valiosa lección para la corredora de Yorkshire, que está dispuesta a poner en práctica lo aprendido durante el año que viene. Especialmente, a todo lo relativo a la mayor tensión y estrés que conlleva una carrera tan prestigiosa. De hecho, aunque Deignan asegura que no suele estar nerviosa en la línea de salida porque suele pensar que “es solo una carrera de bicicletas”, también afirma que el Tour fue diferente. No encuentra una explicación razonable, pero lo encontró bastante agotador y se dirigirá a Rotterdam para el Grand Départ de la carrera en 2024 con "ciertos muros y barreras mentales".Lizzie Deignan durante la disputa de su última carrera este 2023, la Classic Lorient Agglomération (Fotografía: Lidl-Trek)
Todavía queda mucho camino hasta el Tour de Francia, que este año arrancará el 12 de agosto por los Juegos de París. Por el momento, Deignan sigue haciendo malabarismos con su vida familiar, el tratamiento de su marido y su propio entrenamiento. Su familia es vital para ayudarla, sobre todo ahora que han vuelto a vivir a Yorkshire tras quince años de “expatriación”.
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Y aunque la mayoría de los y las profesionales preferirían no abandonar las condiciones secas y cálidas del Mediterráneo, Deignan está encantada de volver a las carreteras de su país. "Vuelvo a sentir la motivación de mi época junior otra vez. Me encanta. Pensaba que echaría de menos el sol y las montañas, pero dame lluvia y carreteras arenosas", afirma. Pero se apresura a añadir encogiéndose de hombros que tan solo llevan un mes haciendo honor a su personalidad siempre realista.