Finales del siglo XX. Michele Bartoli lograba dos triunfos consecutivos en la Lieja-Bastoña-Lieja de 1997 y 1998. Desde entonces, hemos tenido que esperar veintitrés años para que la bandera de un país hondeara en lo más alto del podio de La Decana en dos ediciones consecutivas. En otro momento quizá este dato pasaría desapercibido, pero el hecho que hay sido un país como Eslovenia el que haya roto esta estadística es significativo, ya que el pequeño país centroeuropeo —fronterizo con Italia, Austria, Hungría y Croacia— copa el protagonismo en estos últimos tiempos del ciclismo contemporáneo. Primož Roglič y Tadej Pogačar han elevado a Eslovenia a la élite mundial.
En 2020 fue Roglič y, esta temporada, el turno ha sido para su compatriota Pogačar. Diferentes actores pero con un desenlace similar, Julian Alaphilippe ha sufrido el crecimiento del país eslavo en primera persona. El Campeón del Mundo sigue teniendo una cuenta pendiente con la Lieja-Bastoña-Lieja, pues el francés todavía no ha escrito su nombre en el palmarés de La Doyenne.
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La confluencia entre el río Mosa y el río Ourthe, en el centro de la ciudad de Lieja, volvió a ser testigo de un final casi idéntico al de la temporada pasada. Como si de un deja vú se tratase, un grupo de cinco ciclistas afrontó el último giro a derecha con la línea de meta en el horizonte. Ochocientos metros más tarde, de nuevo, un esloveno —Pogačar en esta ocasión— le arrebató el triunfo a Alaphilippe superándole en el último momento por su derecha. Esta vez, al menos, la fotografía sí que fue para el vencedor.
Podio de la Lieja-Bastoña-Lieja 2021 (Imagen: Liege-Bastogne-Liege)
Existe una curiosa conexión entre Eslovenia y Francia, cuyo punto neurálgico es la ciudad belga de Lieja. Ambos países comparten la cordillera alpina, pero no hablamos de geografía sino de efemérides históricas: Tadej Pogačar se convirtió el pasado domingo en el primer ciclista que ganaba La Decana siendo el último vencedor del Tour de Francia desde 1980. Aquel año fue Bernard Hinault quien logró este hito, precisamente el último ciclista galo que ha sido capaz de alzar los brazos en Lieja-Bastoña-Lieja.
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Justo un día después de aquella victoria de Hinault en las cotas de las Ardenas nacía en Murcia un tal Alejandro Valverde. Coincidencias a parte, lo cierto es que el ciclista de Movistar, el día que cumplía cuarenta y un años, se regaló —y nos regaló— una nueva demostración de su clase. Tuvo que comandar el esprint, lanzó su órdago para tratar de sorprender desde muy lejos y, finalmente, acabó cuarto.
No pudo igualar a Eddy Merckx como máximo ganador del monumento más longevo con cinco triunfos. A pesar de ello, el murciano volvió a estar entre los mejores, disputando la Lieja y cerrando un Tríptico de las Ardenas muy notable con el sexto puesto en Amstel Gold Race y el podio en la Flecha Valona.
Cuando Alejandro Valverde logró su primera victoria en Lieja (2006), Pogačar tenía tan solo siete años. Ahora, con veintidós, el ciclista esloveno es una de las grandes figuras del deporte, un corredor completo, que forma parte esencial en el cambio generacional y, sobre todo, clave en la nueva dimensión que ha alcanzado el ciclismo.