Hay que tener mucho coraje para aventurarse a una cabalgada en solitario durante 120 kilómetros. Todavía más si eres consciente de que te has convertido en una presa asequible para el pelotón y conoces tu destino, nada halagüeño. Pero hacer frente a las adversidades forma parte del ADN de los uruguayos, y en el día de hoy Eric Antonio Fagundez ha hecho gala de esa particular “garra charrúa”. El ciclista del Burgos-BH se ha despojado de los complejos por debutar en una gran vuelta, no se ha resignado de forma condescendiente a una nueva volata y ha navegado con soltura por el montañoso terreno en el interior de Castellón para convertirse en el ciclista más combativo de la quinta jornada de La Vuelta.
Mientras Kaden Groves (Alpecin-Deceuninck) celebraba su segunda victoria consecutiva —la tercera en la ronda española— afianzando su dominio al esprint, Fagundez llegaba a la línea de meta en Burriana con una sonrisa de oreja a oreja orgulloso de su actuación. Con veinticinco años, ha sido su victoria personal, la culminación de un camino tortuoso desde los arrozales de su Vergara natal en Uruguay hasta el sueño de pedalear en Europa como ciclista profesional; y de paso se ha ganado una parte del corazón de los aficionados en una etapa carente de mucha acción con la mirada puesta en Javalambre. “He sabido disfrutar y aprovechar cada kilómetro allá adelante. Quizá no de esta manera, pero el objetivo era estar en la fuga. Fue una sorpresa ir en solitario”, comentaba entre risas a los micros de ESPN.
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Fotografía: Naike Ereñozaga
Golpe de riñón final de Kaden Groves para conseguir el triunfo de etapa en Burriana ante Filippo Ganna (Fotografía: Naike Ereñozaga)
Nunca ha alcanzado una ventaja superior a los seis minutos, siempre bajo el poder de atracción que ejerce la fuerza de los equipos de los velocistas en etapas de este estilo. Tanto Alpecin como DSM se turnaban el mando del pelotón y poco a poco iban limando la diferencia, primero en segundos y después en minutos. Ni siquiera las palabras de ánimo constantes desde el coche podían contrarrestar el desgaste del paso de los kilómetros frente al viento. La honrosa aventura ha llegado a su fin en el Collado de la Ibola, cuando por detrás ha atacado el argentino Eduardo Sepúlveda en busca de los puntos de la montaña. “No me dio para aguantarle el ritmo que traía”, afirmaba el uruguayo en meta.
Una vez neutralizado, Fagundez se ha refugiado en el confort del pelotón mientras el líder Remco Evenepoel rascaba 6” de bonificación en el esprint intermedio de Nules, pillando a contrapié incluso al propio Groves, y un sorprendente Filippo Ganna por poco le arrebata el triunfo más tarde al australiano. Ajeno a estas situaciones, el corredor de Burgos-BH en su primer año como profesional quiere seguir los pasos de sus dos predecesores uruguayos en la Vuelta a España, Héctor Rondán, pionero al disputar la edición de 1980 con el equipo Reynolds, y Fabricio Ferrari, que participó en 2013 y 2017 en las filas de Caja Rural: “Es honor muy grande poder participar de esta gran carrera y lo seguiré intentando”.
Imagen de cabecera: Sprint Cycling