Hacía muchas semanas que no llovía ni una gota en Barcelona y los parques de la ciudad eran un auténtico secarral por las restricciones de agua. Sin embargo, Zeus y Júpiter, los dioses del cielo, de la lluvia y los truenos, se pusieron de acuerdo el sábado a las 19:00h de la tarde para abrir el grifo y atraer nubes oscuras sobre la ciudad. La casualidad hizo que en el momento en el que la tan necesitada lluvia mojaba las calles, se celebrara la contrarreloj por equipos que inauguraba la 78ª edición de La Vuelta a España. Y ya se sabe, en un circuito urbano de una gran ciudad sobre mojado, las cosas se pueden complicar mucho o muchísimo.
Y se complicaron. A las 18:55h tomaba la salida el equipo Caja Rural desde la pasarela instalada al final de la playa del Somorrostro, bajo las primeras gotas y un cielo cerrado y amenazante. A medida que avanzaban esas últimas dos últimas horas de la tarde y salían los equipos, la lluvia iba aumentando la intensidad y la visibilidad iba empeorando. Para cuando salieron los últimos equipos a partir de las 20:00h, como el UAE Team Emirates, Movistar Team y Soudal Quick-Step, ya era de noche a pesar de que, sobre el papel, el atardecer estaba previsto 20:35h.
La lluvia —por otro lado, algo esperable en la segunda quincena de agosto en la zona del Mediterráneo— y la falta de iluminación hicieron que muchos equipos levantaran el pie para no arriesgar ni sufrir consecuencias mayores. "He tenido que tirar la visera del casco porque no veía nada. Entiendo que se programe la crono tarde para evitar el calor, pero no esto de correr de noche sin una iluminación adecuada. No podía ver el alcantarillado, ni los baches…", se quejaba Juan Ayuso del UAE a su llegada a meta, en la zona de Montjuïc.
Relacionado – Remco Evenepoel plantea una táctica defensiva en La Vuelta: "Observar y aprender"
Relacionado – Suscríbete a VOLATA, tu revista de cultura ciclista
Remco Evenepoel, del Soudal Quick-Step, fue mucho más vehemente y explotó ante los micrófonos muy enfadado cuando su equipo, el último en salir, superó el recorrido de 14,8 km por las calles de Barcelona tan solo guiados por el pinganillo y las luces del coche de apoyo. Las recomendaciones de su jefe de prensa para que se calmara no hicieron ningún efecto. "¡No se veía una mierda!", espetó, todavía poseído por la adrenalina. "Esto ha sido como ir por la autopista de noche, sin luces y 200 km/hora. La lluvia es lo que es y no la podemos cambiar, pero sí que se pueden cambiar las circunstancias en las que corremos —comentaba el belga minutos después algo más reposado—. Ha sido peligroso y un sin sentido correr así".
Relacionado – Recorrido de la Vuelta a España 2023: etapas y perfiles
La situación meteológica hizo que los equipos más beneficiados fueros los primeros en salir, como el DSM-Firmenich, que compitieron todavía con luz de día, que finalmente se llevaron la victoria por tan solo 52 centésimas de segundo por delante de Movistar con un tiempo compartido de 17’30’’. Los corredores del equipo telefónico se felicitaban por el regristro conseguido, a pesar de las circunstancias tan complejas y de haber corrido en la oscuridad. Fueron afortunados de que no perdieron ningún corredor por caída ni sufrieron ningún pinchazo, como les pasó a otras escuadras, como al Jumbo Visma, al UAE y al Ineos Grenadiers, que se quedaron sin Laurens de Plus ya en el primer kilómetro por traumatismo pélvico. "Sí, ha sido peligroso", comentaba Imanol Erviti con su temple característico.
¡Ay Zeus, ay Júpiter! Lo que tenía que ser una postal ciclista en Barcelona ante el mundo, se convirtió en un día para olvidar en el que el resultado de la etapa pasó a un segundo plano. Mientras el DSM celebraban su triunfo y ser portadores del primer maillot rojo con el joven Lorenzo Milesi como líder de la clasificación general, los demás ciclistas se lamían las heridas, algunos incrédulos por lo vivido. Como apuntó Evenepoel, no se puede luchar contra la lluvia, pero hay elementos que sí pueden controlarse o, al menos, minimizar sus efectos, como la visibilidad en una ciudad y manteniendo el tráfico cerrado hasta las 21 h o como mínimo un carril segregado en los 6 kilómetros que los ciclistas tuvieron que recorrer hasta los autobuses de sus respectivos equipos desde Montjuïc hasta la zona de salida. Corredores como Thomas de Gendt se quejaron de que hicieron ese camino de vuelta con el tráfico abierto.
Foto cabecera: Getty Images