Si hay algo que tienen en común los deportistas de élite, más allá de perseguir resultados, es que todos, en algún momento acaban por los suelos. Es un momento de crisis en el que de golpe todo se desmorona como un castillo de naipes y se pone de manifiesto la fragilidad del cuerpo humano. En una centésima de segundo, además, aparecen los límites a los que el deportista se enfrenta y que hasta aquel momento parecían invisibles.
En el ciclismo, las caídas forman parte intrínseca de esta disciplina. A lo largo de la historia han habido algunas de ellas que han supuesto un giro de guión inesperado en la linea argumental de las competiciones. En algunos casos, las consecuencias han sido simplemente chapa y pintura, en otros, han comportado situaciones graves y desgraciadas.
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Pero en la mayoría de los casos, la reacción inmediata del ciclista tras caerse, es intentar levantarse para volverse a montar sobre la bici. ¿De dónde sale ese reacción? ¿Es puro instinto de supervivencia? La documentalista Josephine Anderson ha intentado explorar la relación con las caídas y sus consecuencias en el corto documental On Falling (The New Yorker, 2020), en el que tres ciclistas de descenso hablan sobre sus sensaciones ante los accidentes que han tenido a lo largo de su carrera. Se trata de tres atletas canadienses, Miranda Miller —campeona de mundo de Downhill en 2017—, Andréane Lanthier Nadeau —tercera del mundo de Enduro—, y Brittany Phelan —subcampeona olímpica de esquí en 2018—.
Las tres han quedado fuera de las competiciones, las tres se han roto huesos y han tenido lesiones graves, pero, ¿cómo gestionan el miedo ante la próxima caída? ¿Cómo lo procesa su mente de forma inconsciente? Sin duda, caerse no les hace menos duras y, de hecho, ninguna de ellas habla de tener miedo a la siguiente caída sino que prefieren explicar que conviven con esa fina linea que separa tener el control y no tenerlo con pasión y entusiasmo. ¿Caerse forma parte del ciclismo? Sin duda, y por lo que cuentan las tres deportistas, también el hecho de no dejar que la siguiente caída o lesión les impida seguir adelante.
Precisamente, la directora ha intentando indagar en todos esos mecanismos mentales. Cuenta que con este corto documental quería "entender la experiencia íntima y la forma de pensar que tienen las personas que constantemente se exponen al riesgo". La cinta, sin duda, pone sobre la mesa muchas preguntas y ayuda reflexionar sobre qué es lo que conduce a los ciclistas a coquetear con esos límites. "He intentado explorar la vulnerabilidad y cómo se combina con la fuerza, el domino y la fortaleza", asegura Anderson. Una mezcla que conecta con muchos aspectos de la condición humana.
Es la seducción de la caída, la seducción de la posibilidad de sortear la caída: la seducción de haber rozado el límite y haber evitado la caída.