El tono otoñal de las carreteras lombardas ha puesto el broche de oro a una temporada de ciclismo sublime. La belleza paisajística propia de una paleta de colores rojizos y anaranjados quedó eclipsada ante la voracidad de Tadej Pogačar. El esloveno fue atravesando las hojas caídas de los árboles mientras avanzaba hacia su primera victoria en Il Lombardia, el segundo Monumento ciclista de su corta, pero exitosa carrera deportiva.
El selecto club de Fausto Coppi, Eddy Merxck y Bernard Hinault tiene un nuevo miembro honorífico capaz de hacerse con la victoria en el Tour de Francia y la clásica lombarda en una misma temporada. Y Pogačar lo hizo cuando nadie lo esperaba, aprovechando el descontrol que provocó un incombustible Vincenzo Nibali y mientras a Remco Evenepoel se le desvanecía cualquier opción de victoria. Todavía restaban más de 36 kilómetros para la línea de meta cuando el esloveno decidió convertir el Passo di Ganda en su Muro di Sormano particular haciendo añicos el pelotón.
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Una especie de deja vú se manifestó en el momento en el que Pogačar arrancó con un estilo similar al que protagonizó en el Col de la Colombière el pasado Tour de Francia, sin capacidad de reacción por parte de ninguno de sus principales rivales. El esloveno fluyó a través de la sinuosa y estrecha carretera del Passo di Ganda para disiparse entre la arboleda e ir aumento su ventaja con la contundencia de un reloj suizo. Atónitos, y sin aparente respuesta, el grupo perseguidor, con Julian Alphilippe, Primoz Roglič y Alejandro Valverde, entre otros, veían como la figura del esloveno era cada metro más difusa en el horizonte.
Tadej Pogačar y Fausto Masnada, en cabeza camino de Bérgamo / Fotografía: Il Lombardía
Tan solo un sorprendente Fausto Masnada —que se había filtrado en grupos interesantes en la zona intermedia de la carrera— fue capaz de dar caza al esloveno. El conocimiento del terreno, ya que el ciclista de Deceuninck es natural de Bérgamo, jugó en su favor. Al coronar el Passo di Ganda, Masnada se lanzó en un descenso técnico, con hasta diecinueve tornanti o curvas de herradura. La forma en la que gestionaba cada giro no era ni mucho menos estilosa, pero demostró ser sobradamente efectiva.
El italiano alcanzó a Pogačar y ambos unieron fuerzas en el tramo llano camino de la ciudad de Bérgamo. Su arquitectura románica y sus murallas venecianas dieron la bienvenida a los dos ciclistas que acabarían jugándose la victoria. La exigente cota de Colle Aperto fue el símbolo de la resistencia de un Fausto Masnada que no tuvo ni siquiera la capacidad de discutirle el triunfo al esloveno. "Estoy satisfecho con mi carrera, no podía hacer nada más que la segunda posición", comentaba resignado el italiano en meta.
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Tadej Pogačar hizo valer su explosividad final, como ya quedó patente en Lieja, para convertirse en el primer ciclista desde 1972 en lograr dos Monumentos y un Tour de Francia en un mismo año, cuando lo hiciera Eddy Merxck.
La falta de acuerdo entre los perseguidores los condenó / Fotografía: Il Lombardía
Primoz Roglič no pudo culminar el triplete Giro dell'Emilia, Milán-Turín e Il Lombardía / Fotografía: Il Lombardía
La falta de organización en el grupo perseguidor, con constantes ataques y contraataques que rompían la buena sintonía les obligó a conformarse con la batalla por una tercera posición que acabó llevándose el británico Adam Yates. Tras él concluyó un Primoz Roglič que no se le vio cómodo y que incluso sufrió en la cota final. Un inconmensurable Alejandro Valverde finalizó en una meritoria quinta plaza por delante de Julian Alaphilippe, que no fue capaz de transformar su gran estado de forma en victoria para, de esta forma, acabar con la sequía de Monumentos bañados en arcoíris desde Peter Sagan en Roubaix 2018.
Imagen de cabecera: Il Lombardía