Tras dos jornadas en las que nos hemos dejado ver, en esta cuarta etapa no hemos podido meternos en la fuga, pero igualmente hemos sido protagonistas durante unos kilómetros. En la última subida donde estaba el Premio de la montaña, en el Alto de Horche, a unos 20 km de meta, hemos tirado para endurecer el puerto. Lo cierto es que no era un movimiento que tuviéramos planeado antes de la etapa, pero con esas circunstancias de carrera, hemos recibido órdenes de nuestro director para tirar y así las hemos cumplido.
De hecho, mi papel esta Vuelta consiste en aportar todo lo que pueda, estar ahí siempre que el equipo me necesite y trabajar para mis compañeras. Como en la etapa de ayer, en la que pudimos mantener a Alba en el corte principal en un día con mucho viento y abanicos. Y es que esta Vuelta cada vez es más dura. Se está notando que la competición está cogiendo cada vez más nivel. Año tras año, va subiendo y, personalmente, creo que eso también responde a que está habiendo un crecimiento global en el ciclismo femenino. Sin duda, esto es muy positivo.
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Idoia Eraso (segunda por la izquierda) calentando para la contrarreloj por equipo inaugural en esta Vuelta Femenina
En el Laboral Kutxa estamos afrontando esta Vuelta con mucha ilusión. Hay días duros, sí, pero creo que siempre mantenemos ese buen ambiente que nos caracteriza. Y eso no nos resta ni seriedad y ese compromiso con lo queremos conseguir. Esta temporada creo que se está viendo que ese trabajo en equipo que estamos realizando va creciendo y que nos vamos acercando lo que aspiramos ser: a tener presencia cada vez más en las competiciones y aprender a trabajar bien, como un equipo profesional.