Nápoles tiene una relación más que fortificada con el Giro de Italia. Se trata de la tercera ciudad más poblada del país transalpino con una población cercana al millón de habitantes —tres millones si se tiene en cuenta su área metropolitana— y, por supuesto, la más importante del sur de Italia. El ánimo del público, ferviente en todo el territorio, se entiende y se siente de una manera diferente entre los napolitanos. Mucho más pasionales. Acoge un final de etapa por 43ª ocasión, aunque ha perdido protagonismo en el recorrido los últimos años.
El británico Mark Cavendish fue el último en conseguir la victoria en Nápoles. Era en 2013, en la etapa inaugural. Hay que remontarse hasta 1996, en este caso con la figura de Mario Cipollini, para reencontrarse con este lugar como meta del Giro de Italia. Y aún más atrás, hasta 1979, para la tercera llegada en los últimos cuarenta años. Unos datos que distan mucho de cuando Nápoles vivió su apogeo en la ronda italiana, siendo protagonista de forma ininterrumpida entre 1921 y 1938. Una ciudad histórica en la corsa rosa y que este 2022 volverá a disfrutar del paso de los ciclistas por sus calles.
Recorrido de la 8ª etapa: Nápoles - Nápoles (153 km)
Un circuito sinuoso alrededor de Nápoles define la octava etapa del Giro de Italia. Se trata de una jornada al estilo clásica de las Ardenas en la que los ciclistas explosivos y con capacidad para superar pequeñas cotas serán los grandes protagonistas en la lucha por la victoria. Presenta un recorrido con la dureza suficiente para descolgar a los velocistas puros, pero no tan exigente como para ver una batalla entre los ciclistas de la general.
Un perfil muy quebrado, marcado por los cuatro pasos, aunque tan solo uno puntuable para la clasificación de la maglia azzurra, del Monte di Procida (1,7 km al 7%). También existe una ascensión no categorizada que se corona a falta de 8 kilómetros -que ya superan por la vertiente contraria al inicio de la etapa- con una pendiente media del 5% en sus 3,3 km de longitud, que será la última opción de aquellos ciclistas que quieran evitar un posible esprint entre un grupo reducido antes de adentrarse en la larga recta final por la carretera costera de Via Caracciolo en Nápoles.
Favoritos
El estilo de esta etapa abre la posibilidad a varias opciones, por un lado una fuga numerosa que sea capaz de plantar cara al pelotón si no hay una clara intención de echarla abajo y, por otro, una llegada en un grupo reducido con varios ciclistas explosivos buscando un esprint o algún ataque aislado en los kilómetros finales, lo posibilidad más probable.
En esta circunstancia, dos nombres destacan por encima del resto: Mathieu van der Poel (Alpecin-Fenix) y Biniam Girmay (Intermarché-Wanty-Gobert Matériaux). Se desenvuelven a la perfección en este tipo de terreno y ya protagonizaron el primer acto de este duelo en la jornada inaugural en Hungría. Mientras que el eritreo buscará ser algo más conservador para jugarse la etapa el esprint, donde no ha bajado del top cinco en este Giro, el neerlandés Van der Poel puede tener una doble baza: dinamitar la carrera con uno de sus ataques característicos o lucir su velocidad en una llegada más uniforme.
También estarán en disputa puntos importantes para la maglia ciclamino, un objetivo que puede ser suculento para ambos hasta final de carrera y que, de momento, porta el francés Arnaud Démare tras su reciente doblete de victorias. En la segunda, Caleb Ewan (Lotto-Soudal) se quedó a escasos milímetros de estrenar su marcador, por lo que parece que ha reencontrado su mejor versión. Quizá no hay que descartar al australiano en una jornada como esta viendo su capacidad para superar este tipo de cotas, aunque es cierto que algunos tramos por encima del 8% pueden ser un tanto excesivos.
Otros corredores rápidos que podrían tener la oportunidad de sorprender son Andrea Vendrame (Ag2r Citroen), ganador de una etapa con un terreno mucho más accidentado en el Giro del año pasado, Magnus Cort Nielsen (Ef Education Easypost), con un potencial tremendo en etapas de estilo y que parece haber recuperado la forma tras la lesión que le apartó de la temporada primaveral, o Davide Ballerini (Quick Step-Alpha Vinyl), que ya fue la baza de la escuadra belga cuando Cavendish no pudo superar el puerto de la quinta jornada.
Sin embargo, una llegada al esprint no está ni mucho menos garantizada. En principio, el inconformismo debería adueñarse de aquellos equipos y ciclistas que no tienen la capacidad de batirse en un mano a mano con corredores más rápidos. Se presume un inicio de etapa interesante buscando infiltrarse en la fuga, lo que indudablemente aumenta la calidad la misma, y seguro que muchos otros lo intentarán en las ascensiones finales.
En este sentido, un perfil como el de Jonathan Narváez (Ineos-Grenadiers), Fabio Felline (Astana-PremierTech), Lilian Calmejane (Ag2r Citroen) o Diego Ulissi (UAE Team Emirates) podrían ser protagonistas en una jornada que, al menos, despierta algún aliciente de interés previo a la gran etapa de montaña en el Blockhaus y tras una primera semana un tanto floja en cuanto a espectáculo.
Imagen de cabecera: Getty Sport