La ciudad de Sanremo es sinónimo de ciclismo. Protagonista primordial en la Classicissima y con más de veinte apariciones en el Giro d’Italia entre salidas y llegadas. Este rincón de la región de Liguria, próximo a la frontera con Francia, reaparece en la corsa rosa después del año 2015, cuando acogió la Grande Partenza de la carrera con una contrarreloj por equipos en la que se impuso el Orica-GreenEdge.
Precisamente, esa misma disciplina, que ha perdido importancia en los últimos años en las grandes vueltas, se desarrolló en la última ocasión que Cuneo hizo acto de presencia en el Giro como desenlace de una etapa. Se produjo en la temporada 2010 y la victoria, en este caso, fue para el Liquigas de Ivan Basso, ganador de aquella edición, y de Vincenzo Nibali, que comenzaba a asomar en la élite. Ahora, acoge un final con una personalidad muy diferente, propicia para los ciclistas más rápidos del pelotón.
Recorrido de la 13ª etapa: Sanremo - Cuneo (150 km)
Se trata de una jornada inversa al trayecto que recorre Milán-Sanremo. Las bajas altitudes cercanas a la costa conducen hacia el altiplano del Piamonte a través del Colle di Nava. Un puerto inmerso en los Alpes Ligures y que cuenta con más de 11 km al 6% de manera constante. Es un esfuerzo más que importante como para tratar de eliminar a los velocistas, como ya ocurriera en la quinta jornada. Todavía quedarían más de 90 kilómetros, por lo que podría abrir una ventana interesante de persecución si hay algún equipo interesado, y con la capacidad, de descolgar a los más rápidos de forma definitiva.
Una vez superada esta ascensión, el recorrido adquiere una dinámica descendente hasta el esprint bonificado de San Michele di Mondovi. Una localidad que marca un pequeño cambio de escenario ya que esta suave pendiente hacia abajo se transforma en un ligero terreno en ascenso, acentuándose en los últimos dos kilómetros hasta un 3% en las calles de Cuneo.
La llegada en el casco histórico de la ciudad será compleja, con un giro muy cerrado hacia la izquierda a falta de 1,5 km que desemboca en un tramo de 800 metros sobre adoquines hasta la Piazza Tancredi Galimberti. La más que posible volata, eso sí, se desarrollará sobre una amplia recta asfaltada, por lo que la colocación antes de adentrarse en Cuneo será muy importante.
Favoritos
Tomar como referencia la quinta etapa con final en Messina puede servir para hacer una primera instantánea de lo que puede suceder camino de Cuneo. En aquella ocasión, Arnaud Démare (Groupama-FDJ) tuvo la capacidad para no perder excesivo tiempo en el ascenso y reincorporarse al pelotón durante el descenso. Es cierto que aunque aquel puerto era más largo, la pendiente no era tan exigente, por lo que el francés podría sufrir más en este caso. Sin embargo, será la última bala para seguir sumando triunfos y afianzar la maglia ciclamino, muy encaminada tras el abandono de Biniam Girmay.
Podría ser una oportunidad perfecta para algunos velocistas que se defienden en mejores condiciones en terrenos montañosos para estrenar su palmarés en esta edición del Giro d’Italia. Siempre y cuando superen ellos también la dureza del Colle di Nava. Esa definición se asemeja a ciclistas como Fernando Gaviria (UAE Team Emirates), que estuvo a punto de saborear el triunfo en Reggio Emilia, Giacomo Nizzolo (Isarel-Premier Tech), desaparecido hasta el momento, Vincenzo Albanese (EOLO-Kometa), con un gran rendimiento en volatas de grupos reducidos o Davide Ballerini (Quick Step-Alpha Vinyl).
El hándicap de estos corredores es la fortaleza que pueden desplegar sus equipos. Se antoja complicado que alguna de estas estructuras decida imponer un ritmo elevado. Tras casi dos semanas de carrera, tan solo un equipo como Alpecin-Fenix —y hasta el abandono de Girmay también Intermarché— parece que tiene el suficiente potencial, y el interés, para poner en aprietos a los velocistas en favor de un Mathieu van der Poel al que se le resiste su segundo triunfo. Nunca hay que descartar la ambición del neerlandés, pero con otras etapas algo más propicias para sus características podría tomárselo con más calma.
Por tanto, uno de los alicientes estará en saber si Démare es capaz de superar el puerto, pero también si lo hace Mark Cavendish (Quick Step-Alpha Vinyl), después de que Caleb Ewan ya haya tomado la decisión de abandonar la carrera. Ambos fueron los grandes damnificados del empuje del pelotón camino de Messina. Otro corredor que podría inmiscuirse en la llegada es Alberto Dainese (Team DSM), flamante ganador de la undécima etapa con un esprint muy potente.
Imagen de cabecera: Getty Sports