Si algo está caracterizando el ciclismo del competición este 2022 es la vuelta de los espectadores a las carreras a niveles casi prepandémicos. La edición 2022 del Tour de Flandes será especial por ese motivo, por volver a ver al público animando acaloradamente a los corredores, especialmente en los puntos más calientes, los muros y los tramos adoquinados. Vuelve también el espectáculo de las banderas ondeando, los cánticos incansables, el olor a patatas fritas y las fan zone.
El Tour de Flandes aglutina todos los elementos que definen la cultura ciclista de la región flamenca: muros, adoquines y pasión popular. Además, esta región belga es un territorio que ha sabido cuidar y proteger los caminos empedrados que forman parte del relato de su historia. Un compromiso que va más allá de la propia competición, con iniciativas que promueven el turismo flandrien con el mejor altavoz, las clásicas de primavera.
La vuelta del público es celebrada tanto por los corredores como por los organizadores y los patrocinadores, que ya devuelve a la carrera su esencia. Este 2022 se refuerzan algunas fan zone, como la del Kwaremont, gracias a marcas como la catalana BUFF®️ —que en 2021 se estrenó como sponsor principal la clásica belga—, y que, a parte de apoyar al equipo Massi-Tactic, tiene una colección oficial de productos inspirados en De Ronde
Es por eso que hemos seleccionado 5 de los muurs más populares de la historia contemporánea de De Ronde, para celebrar la cultura ciclista por todo lo alto. ¿Cuál es tu ubicación preferida?
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Molenberg
Durante mucha ediciones, el Molenberg fue el primer punto decisivo del Tour de Flandes. El mal estado de los adoquines y su gran estrechamiento provocaba grandes destrozos en el pelotón. Era una ascensión de poco más de 400 metros y una pendiente media del 7%, pero el posicionamiento era vital para mantener opciones de estar en el grupo cabecero.
Su capacidad determinante podía dictaminar la sentencia de cualquier ciclista que no estuviese colocado entre los quince primeros. Se incluyó por primera vez en 1983 y, al igual que muchos de los muros cercanos a Ninove, fue perdiendo protagonismo desde el año 2012. Aún así, sigue siendo parte del recorrido con asiduidad, aunque lejos de la meta, para seguir recordando su identidad
Koppenberg
La rampa más temida. Impresiona observar la icónica instantánea desde el punto más bajo y cómo el camino empedrado dibuja una sinuosa línea recta adentrándose en el bosque. Un muro con un historia intermitente en el Tour de Flandes desde su primera inclusión en 1976 después de que Walter Godefroot —doble ganador de la prueba en 1968 y 1978— lo descubriera unos años antes sin desvelar su ubicación exacta. Las necesarias labores de mantenimiento alejaron sus 600 metros al 11,6% de pendiente media, y un tramo que llega al 22%, entre 1987 y 2002 por razones de seguridad después de que un coche de la organización arrollara al danés Jesper Skibby.
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Uno de los establecimientos próximos al inicio del Koppenberg, punto de encuentro de muchos aficionados y ex-profesionales como Laurens ten Dam (izquierda), colaborador de BUFF y embajador de nuevos retos más allá del asfalto.
El público espera a los ciclistas en el Koppenberg en la edición 2018 del Tour de Flandes (Foto: Getty)
Taaienberg
Fijo en el recorrido desde el año 1974 —a excepción de los trabajos de rehabilitación de 1993— el Taaienberg es uno de los grandes muros del Tour de Flandes. Sus poco más de 500 metros de longitud aguardan rampas cercanas al 16% y sus adoquines albergan la memoria de grandes ataques. Esta colina respira el vivo ambiente flamenco y cuyo reconocimiento ha crecido en los últimos quince años vinculado a la figura de Tom Bonnen. El belga se adueño de su dureza con sucesivos ataques tanto en la Omloop Het Nieuwsblad y el E3 Harelbeke como en De Ronde, llegando a transformar su nombre de forma espontánea a Bonnenberg entre los aficionados.
Oude Kwaremont
Hasta en sesenta y ocho ocasiones se ha ascendido en las cuarenta y ocho ediciones en las que el Oude Kwaremont ha formado parte del Tour de Flandes desde 1974. Se incluyó en sustitución de la antigua carretera que subía la colina (en realidad llamada Kluisberg) que, tras su completo asfaltado en 1965 cubriendo los adoquines perdió su personalidad. En paralelo a este antigua recorrido, transcurren los 2.200 metros del Oude Kwaremont. No se trata del muro más duro, pues cuenta con una media del 4,8% y máximas del 11%, pero sus 1.500 m sobre un estrecho camino adoquinado son el elemento diferencial. Desde el año 2012 es, además, el centro neurálgico sobre el que se basa gran parte del recorrido con tres pasos en cada edición del Tour de Flandes.
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Dos instantes del paso de los ciclistas por el Oude Kwaremont en De Ronde 2021, con el grupo de elegidos (arriba) formado por Wout Van Aert, Mathieu van der poel y Kasper Asgreen, que terminaría imponiéndose
Paterberg
El fiel reflejo de la conexión y la importancia de De Ronde con la cultura ciclista y su arraigo social con la región de Flandes. Un agricultor local, deseoso de que la carrera transcurriese por su campo, fue el encargado de la construcción de esta colina adoquinada de 360 metros de longitud y una pendiente media cercana al 13%. Ha formado parte del Tour de Flandes desde 1986, aunque su notoriedad creció a partir de 2012, cuando pasó a ser el último muro y, por tanto, el juez final. La mirada perdida y las caras de extenuación y concentración de los ciclistas tras más de 240 km se suceden a partes iguales antes de afrontar el característico giro a la izquierda para dar el último empujón.
El Paterberg fue uno de los puntos clave de la carrera femenina 2021, que ganaría Annemieck van Vleuten
Muur-Kapelmuur: mención de honor
En la última década, tras el cambio de la llegada a la localidad de Oudernaarde en 2012, el Kapelmuur ha ido perdiendo paulatinamente su protagonismo, aunque la esencia de su misticismo se mantiene intacta. Una cota histórica, incluida por primera vez en 1950, y que desde 1981 hasta el año 2011 fue una ascensión venerada con la icónica capilla en su cima y la espectacularidad de ese último giro circular bordeando un cerro abarrotado de público.
La capilla que corona la colina del Muur-Kapelmuur (Foto: Getty)
Para los más militantes, eliminarlo del recorrido fue un sacrilegio, aunque se recuperó en las ediciones de 2017, 2018 y 2019, pero muy lejos de la meta. Ha sido testigo de grandes ataques a lo largo de su longeva trayectoria, como el de Fabian Cancellara en 2010 soltando al ídolo local Tom Bonnen, ataviado con el maillot de campeón belga.
Una colaboración con espíritu "flandrien"
La colaboración entre el Tour de Flandes y la marca BUFF busca potenciar la filosofía aventurera y la sostenibilidad ligada al ciclismo. Por ello, dos de los modelos están fabricados con tejidos que se han obtenido del reciclaje de botellas de plástico. Pero sobre todo, se trata de una colección para conectar con el sentimiento flandrien.
Para los clásicos de las gorras con visera el modelo Pack Bike puede doblarse para ser guardado en cualquier bolsillo sin que pierda la forma original. Una técnica escurridiza similar a la necesaria para el posicionamiento en el Molenberg.
De esa unión surgió una edición limitada de productos en homenaje a De Ronde. Una colección de fuerte personalidad formada por cinco elementos: dos gorras —una Trucker Cap y una Pack Bike Cap—, la cinta para la cabeza CoolNet —con excelentes propiedades de transpiración gracias a la tecnología HeiQ—, la gorra sin visera Underhelmet para colocar debajo del casco, y la braga de cuello Original EcoStreach Neckwear, técnico y elástico fabricado tecnología Ultrastretch, para proteger el cuello de las inclemencias meteorológicas y los rayos del sol.
Contenido realizado en colaboración con BUFF®️. Más información sobre la colección De Ronde en buff.com
