El infortunio parecía invadir de nuevo la figura de Chloé Dygert cuando el equipo Canyon anunció había estado enferma desde que consiguió la medalla de oro en la persecución individual. Esta situación podría afectar a su condición como una de las favoritas en el Campeonato del Mundo contrarreloj femenino después de tres largos años y un proceso de recuperación muy duro tras la caída en el Mundial de Imola en 2020. Sin embargo, una Dygert con la voz tomada, congestionada y con calenturas en los labios se sobrepuso a la adversidad y mostró un rendimiento asombroso en los 36,2 kilómetros de recorrido —la más larga de la historia de los Mundiales femeninos— para conquistar el arcoíris contra el crono por segunda ocasión cuatro años después.
La norteamericana fue una de las primeras corredoras en tomar la salida. Visto en perspectiva, en el plano estratégico y psicológico fue un acierto, pues tan solo tuvo que concentrarse en su propia carrera y extraer su máximo potencial sin estar pendiente de referencias de tiempo del resto de candidatas. Esto jugó a su favor, ya que la naturaleza del recorrido, en el que la dureza iba in crescendo, obligaba a moderar el esfuerzo. Especialmente, pensando en la subida adoquinada al castillo de Stirling en el último kilómetro. Aun así, consciente de que su mayor ventaja estaba en la fase inicial, Dygert estableció una velocidad media de 53 km/h en el primer control de tiempo intermedio.
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El transcurso de los kilómetros se convirtió en el coto de caza particular de Chloé Dygert, doblando un total de cuatro ciclistas hasta la línea de meta. El ritmo de la norteamericana en la zona llana de la crono despejó todos los fantasmas de la lesión, y los posibles estragos de la enfermedad, para confirmar que estaba de vuelta al más alto nivel. La potencia movida por Dygert en esta primera parte fue suficiente para compensar unos últimos kilómetros menos favorables para sus características, con constantes toboganes y un desenlace con rampas adoquinadas del 10%. Incluso la danesa Cecilie Uttrup Ludwig alabó el esfuerzo de la estadounidense al terminar la contrarreloj: "Chloé estaba a otro nivel". De esta forma, Dygert se calzó sus zapatillas rosas de la suerte y se colocó en la silla caliente esperando a ver cuál era su destino. Todavía no sabía que sería el arcoíris.
Fotografía: Alex Whitehead / SWPix
Fotografía: UCI
Esperó con una calma relativa hasta que comenzaron a salir sus principales rivales, especialmente la suiza Marlen Reusser y la australiana Grace Browm; a expensas de lo que pudieran hacer también las neerlandesas Demi Vollering, la flamante ganadora del Tour de Francia Femenino, y Riejanne Markus. Sin embargo, ninguna fue capaz de aproximarse a sus tiempos en el tramo inicial y, poco después del primer punto intermedio, Marlen Reusser protagonizó una de las imágenes de estos campeonatos al abandonar entre lágrimas como consecuencia de la fuerte caída que sufrió en la prueba de contrarreloj mixta unos días antes. Con la suiza fuera de la ecuación y Vollering y Markus lejos en las referencias, la medalla de oro pasaba a ser un mano a mano ante Grace Brown.
La australiana, que ya fue subcampeona del mundo el año pasado, hizo un recorrido de menos a más y en cada parcial fue recuperando terreno con respecto al tiempo marcado por Dygert. Ahí fue cuando en su interior, la norteamericana comenzó a sentir cierto nerviosismo, pues en la subida agónica final hasta el castillo de Stirling la diferencia era muy escasa. Tomada ya con las cámaras de meta, Brown apretó los dientes en un esfuerzo final que no fue suficiente para batir el crono de Dygert. Tan solo cinco segundos separaron la medalla de oro de la de plata. "Seguro que estaba nerviosa en la parte final", comentó Dygert en su entrevista posterior a la carrera. "Fue un desenlace muy fuerte para ella [Brown]. Sabía que iba a ser una de las ciclistas a tener en cuenta en el día de hoy. Lo cierto es que lo di todo en el último kilómetro y me alegro que haya sido suficiente”.
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Las bandas arcoíris contra el crono regresan al maillot de Chloé Dygert cuatro años después de su victoria en Yorkshire, también en Reino Unido, en 2019. En aquella ocasión ganó el título de una forma muy diferente, batiendo en más de un minuto y medio a la poderosa Anna van der Breggen con tan solo veintidós años. Parecía que comenzaba una dominancia clara en esta disciplina en el pelotón femenino, pero la terrible caída en el Mundial de Imola en 2020, que le causó un corte muy profundo en la pierna izquierda, paralizó su progresión. Tras cinco operaciones para reconstruir la zona afectada y un tedioso periodo de recuperación, repleto de altibajos, regresó al ciclismo de carretera a mediados de este 2023.
Sorprendió por su gran nivel en las primeras etapas de La Vuelta Femenina, rozando incluso alguna victoria de etapa, y ha confirmado las mejores sensaciones cosechando su segundo mundial de contrarreloj. "Es realmente especial, no solo para mí, sino para todas las personas que me han acompañado en este proceso: el equipo Canyon//SRAM, la federación de ciclismo estadounidense, mi familia, mi equipo personal… Esto significa mucho para nosotros. Es sólo confiar en el plan y en el plan de Dios, y estoy realmente agradecida", destacó ante los micrófonos de la señal internacional.
Fotografía: Alex Whitehead / SWPix
Podio de los Campeonatos de Mundo de contrarreloj 2023, con Grace Brown (izquierda); Chloé Dygert (centro) y una sorprendente Christina Schweinberger (derecha) / Fotografía: UCI
Se trata de una de esas ciclistas que desprenden un brillo especial sobre la bicicleta de contrarreloj. Y verla de nuevo en acción cada vez más cerca de su mejor versión demuestra que cuenta con una mentalidad diferente. La perseverancia, la concentración, la determinación y la fe definen la personalidad deportiva de Chloé Dygert. Se marcó como uno de sus grandes objetivos del año los Mundiales de 2023, incluso renunciando a participar a una prueba tan prestigiosa como el Tour Femenino para llegar en las mejores condiciones, y tanto el oro en persecución individual como en contrarreloj pueden convertirse en un punto de inflexión con el que dejar atrás de forma definitiva cualquier resquicio de duda tras la aparatosa caída que estuvo a punto de acabar con su trayectoria.
Imagen de cabecera: Alex Whitehead / SWPix
