Jacques Chancel fue, sin lugar a dudas, un periodista singular. Su larga trayectoria se inició con diecisiete años cuando se convirtió en corresponsal de guerra de Radio France Asie. Entonces cubrió el conflicto bélico de Indochina que terminó con la independencia de Laos, de Camboya y de Vietnam. Esta trayectoria lo llevó a dirigir numerosas emisiones radiofónicas y televisivas de éxito y a cubrir hasta treinta y cinco ediciones del Tour de Francia. La experiencia le sirvió para poner en marcha un nuevo formato televisivo en 1985, el programa “À chacun son tour”, que jugaba con el doble sentido de la palabra “Tour” y que podía significar tanto “a cada cual su turno” como “a cada cual su Tour”.
La emisión de À chacun son Tour se convirtió en el gran referente del ciclismo durante los meses de julio de la segunda mitad de la década de los ochenta y fue fuente de inspiración para los programas que, todavía hoy, se emiten al finalizar las distintas etapas de la ronda gala.
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La experiencia de Chancel encabezando exitosos programas de variedades, le ayudó a incorporar nuevas miradas, hasta entonces inéditas en el tratamiento mediático del ciclismo. En consecuencia, artistas, políticos y escritores se convirtieron en protagonistas habituales de À chacun son tour, una emisión guiada con maestría por un Chancel que siempre planteaba interesantes preguntas formuladas en un impecable francés.
En ese contexto, sus entrevistas a los corredores contribuyeron a cambiar la percepción de los ciclistas en el imaginario colectivo de la época y es que por aquél entonces, los corredores eran a menudo considerados unos ploucs, o lo que vendría a ser lo mismo, unos pueblerinos un poco paletos. Como el mismo Marc Madiot, el desgraciado protagonista de la historia que a continuación vamos a explicar, se encargaría de recordar, el programa de Chancel ayudó a transformar los prejuicios existentes en torno a los ciclistas y demostró que los corredores también podían formular reflexiones interesantes.
Machismo en prime time
Sin embargo, À chacun son tour también nos mostró una cara no tan simpática y agradable del ciclismo. Los propósitos machistas contra el ciclismo femenino que el propio Madiot, actual director del Groupama-FDJ, expuso en directo ante toda Francia son recordados todavía hoy. Aquellos argumentos, de hecho, ya los había expuesto el año anterior y en el mismo programa, el doble vencedor del Tour de Francia Laurent Fignon.
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El 4 de julio de 1986, el plató del programa acogió a la vencedora de la primera etapa del Tour de Francia femenino, la francesa Jeannie Longo, y a uno de los grandes favoritos para llevarse la victoria en la ronda francesa masculina, Laurent Fignon, que acababa de disputar el prólogo que había recorrido las calles de la ciudad de Boulogne-Billancourt. Jacques Chancel empezó la entrevista a Fignon preguntándole si se interesaba por el ciclismo femenino y el Profesor afirmó sin tapujos: “No me interesa. Lo digo como lo pienso”.
Con un tono firme pero cordial, Jeannie Longo reconoció que no le extrañaban las afirmaciones de su homólogo masculino y le reprochó no haberla ni tan siquiera saludado subiendo al plató. “¿No lo has visto? Tendrías que hacerte arreglar las gafas” le afeó al tiempo que Fignon intentaba justificarse.
Cuando Chancel pretendió que argumentara su desapego por el ciclismo practicado por mujeres, el corredor parisino desplegó, en un tono afable, eso sí, una retahíla de ideas machistas. Que si “no es un deporte estético”, que si “no es muy bonito de ver”, que si “no me interesa”… Viendo la imagen que estaba proyectando, Fignon procuró matizar sus propósitos con una frase que tampoco resultó demasiado afortunada: “No me gusta ver a las mujeres sobre una bicicleta pero eso no quiere decir que me guste verlas sólo en la cocina”.
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Jacques Chancel intentó corregir al corredor despertándole el interés por ver a Longo y a sus compañeras subiendo las rampas del Alpe d’Huez, pero ni aun así consiguió mover ni un ápice a Fignon de su desinterés por el ciclismo femenino. Ante esta situación, el presentador le lanzó un pequeña puya recordándole una evidencia, que aquella tarde Longo vestía el maillot amarillo de líder del Tour femenino, cosa que Fignon no hacía en la prueba masculina. Una fina manera de ponerlo en su sitio.
La violencia verbal sube de tono
Al año siguiente la situación se repitió aunque esta vez la carga de tensión dialéctica se elevó mucho más cuando la propia Jeannie Longo coincidió con Marc Madiot en el plató de À chacun son tour. Era el 20 de julio de 1987, después que Pedro Delgado consiguiera el triunfo en la etapa masculina del día al imponerse en la meta de Villard-de-Lans.
La Francia ciclista contempló atónita a través del televisor como Jacques Chancel entrevistaba a Longo, vencedora de la etapa femenina del día y triunfadora final del Tour de mujeres en París, y a Marc Madiot, que vestía el maillot de campeón francés. Una entrevista en la que también estaba presente Laurent Fignon y que hizo saltar chispas. El actual director del Groupama-FDJ nos dejó algunas frases lapidarias que constituyen una buena muestra del machismo existente en el pelotón ciclista de aquella época.
Chancel, consciente de la polémica existente alrededor del ciclismo femenino, había invitado a Madiot para que matizara o reafirmara unas declaraciones anteriores en las que manifestaba que “una mujer sobre una bicicleta es fea” y que “si mi hermana se dedicase al ciclismo, renegaría de ella”. Ante él, una Jeannie Longo que había tildado de “grosero e intolerante” al campeón de Francia. Lejos de retractarse, Madiot se mantuvo en sus trece y no tuvo reparo en afirmar disparates tales como que “hay deportes masculinos y otros femeninos”, que “ver a una mujer bailar es bonito, pero verla sobre una bicicleta es feo”, o que “amo demasiado a las mujeres para verlas sufrir”.
Longo contratacó apuntando que “no se puede decir que se ama a las mujeres si no se respetan sus aspiraciones”. Una idea que terminó sacando de sus casillas a Madiot que, finalmente, afirmó sin tapujos: “Sí, sí, estoy en contra del ciclismo femenino”. Una sentencia que sustentaba, como había hecho Fignon el año anterior, en el argumento que el deporte debía tener un lado estético y que el ciclismo femenino no lo tenía para nada.
Feos contra bellos
La grosería de Madiot, visiblemente cabreado, llegó muy lejos. A propósito de Evelyn Ashford, la atleta norteamericana que se había proclamado campeona olímpica de la prueba de 100 metros en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles de 1984, afirmó “ella, ella es bella de mirar, es bella en el esfuerzo”, una sentencia a la que añadió, dirigiéndose a Longo, “¡usted, usted es fea, lo siento!”.+
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Ante esta situación, Chancel intentó reconducir el debate haciendo ver a Madiot que estaba atacando directamente a Jeannie Longo a lo que él respondió que no, que en realidad lo que atacaba era el ciclismo femenino, en toda una declaración machista de principios. Un poco antes, la campeona francesa había utilizado una popular cita de las fábulas de Jean de La Fontaine, “son ramage ne rassemble pas à son plumage”, para dejar claro que Madiot era guapo pero que eso era todo, que no había nada más por dentro.
Dando la razón a Longo, Madiot terminó su intervención en À chacun son tour apuntando que sólo miraría el ciclismo femenino “el día en que las chicas se pondrán unos maillots un poco más bonitos, unos culotes un poco más bonitos y unas zapatillas un poco más bonitas”, alimentando la idea machista que el deporte femenino sólo despertaba interés cuando permitía contemplar a una mujer objeto realzada en su sexualidad. Las afirmaciones pronunciadas por Fignon con más calma y por Madiot con más vehemencia dejaban claro el machismo existente en el mundo del ciclismo y que dos grandes campeones no dudaban en exhibir sin ningún rubor ante una audiencia millonaria.
Leyendo sus propósitos con los ojos de nuestros días nos quedan tres consuelos. El primero de ellos, que ambos se retractaron con el tiempo de sus posiciones. El segundo, que difícilmente hoy en día alguien podría sostener semejantes barbaridades en público, aunque eso no signifique que el machismo haya desaparecido del mundo del ciclismo. El tercero, que Jeannie Longo, esa campeona que tuvo que aguantar el chaparrón machista de sus homólogos masculinos, terminó su carrera ciclista con tres tours de Francia, trece campeonatos del mundo y una medalla de oro olímpica en su palmarés. Algo de lo que ni Fignon ni Madiot no pueden presumir. Quizá por ello, sus afirmaciones de antaño sean una buena muestra de como por la boca muere el macho.
**Artículo originalmente publicado en #VOLATA30