En julio de 2020, con medio mundo confinado en casa, el Tour de Francia virtual apareció como una gran oportunidad para que las ciclistas profesionales compitieran bajo el paraguas del Tour de Francia, algo que todavía no existe en la realidad.
La competición, alojada en Zwift, ofreció recorridos iguales a la carrera masculina, y las seis etapas se retransmitieron en directo en Eurosport y otras plataformas importantes. Asimismo, en el primer Mundial de e-Ciclismo hospedado por la UCI que tuvo lugar el pasado mes de diciembre y retransmitido en directo —también en Zwift—, el premio en metálico tanto para hombres como mujeres era el mismo y todos también corrieron la misma distancia (50 km) en el mismo recorrido.
Estas condiciones han hecho poner sobre la mesa cuán distinta es la realidad, donde las retransmisión en directo de las carreras femeninas siguen siendo una rareza y los premios en metálico suelen ser bastante insignificantes. Las carreras de Zwift han conseguido representar algo que el ciclismo de carretera profesional femenino lleva décadas luchando por conseguir.
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La ganadora del primer Mundial de Ciclismo virtual femenino, la sudafricana Ashleigh Moolman-Pasio, cree que el ciclismo indoor presenta una oportunidad para que las corredoras experimenten una igualdad que pueda trascender el mundo virtual e influir en la forma en la que se lleva a cabo la competición en la carretera.
"ASO no quiere invertir en el ciclismo femenino si no ve beneficios a corto plazo —comenta—. Pero un evento como el Tour de Francia Virtual los ha obligado a hacerlo, porque Zwift dijo que solo celebrarían el evento si las condiciones eran iguales para hombres y mujeres".
Moolman-Pasio también ve las carreras virtuales como una forma de hacer que la competición sea un mundo más accesible para aquellas personas que no puedan tener tiempo ni opciones para desplazarse a las carreras, en particular las mujeres que puedan tener compromisos como el cuidado de hijos y familiares.
“Incluso en mi caso —prosigue—. Tengo treinta y cinco años y todavía siento que estoy en el mejor momento de mi carrera, pero quiero formar una familia, por lo que mi trayectoria profesional será limitada, pero con los e-sports mi carrera apenas está comenzando. Podría tener un bebé y seguir compitiendo. No tengo que entrenar tantas horas y puedo correr desde casa, así que para algunas personas es una gran oportunidad".
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El mes pasado, Movistar anunció el lanzamiento de su Movistar Team Challenge: cuatro rondas clasificatorias para reducir a solo diez corredores un gran grupo de miles de aspirantes. Los elegidos competirán en el nivel superior y estarán compuestos por un número igual de ciclistas masculinos y femeninos, es decir, cinco hombres y cinco mujeres. Eso está en consonancia con la tendencia cada vez más general hacia una mayor igualdad de género en las carreras virtuales. Quienes se califiquen se beneficiarán del apoyo de profesionales de la nutricionistas y entrenadores de WorldTour, además de recibir una bicicleta, un potenciómetro y más material.
El Movistar Team Challenge es una apuesta más dentro de los que objetivos que la Zwift Academy se ha propuesto conseguir durante estos cuatro últimos años. Pero con una diferencia: mientras que la Academy fue una plataforma para detectar talentos para los equipos de ciclismo en carretera Canyon // SRAM y Qhubeka Assos, el Movistar Team Challenge supone la confirmación de la tendencia dentro del mundo de los equipos profesionales a tomarse cada vez más en serio el ciclismo virtual y considerarlo como una nueva disciplina que ofrece un gran potencial para sus patrocinadores.
La posibilidad de ofrecer premios iguales y cobertura en vivo de las carreras de Zwift se debe en parte a la naturaleza misma de la disciplina. No hay una logística complicada para su organización, no hay necesidad de vehículos, personal u otros gastos que hagan que las carreras en carretera sean una tarea costosa. A pesar de eso, hubiera sido muy fácil para los organizadores seguir la inercia habitual y hacer que las carreras femeninas fueran más cortas. Sin embargo, se ha aprovechado la oportunidad para provoca y consolidar cambios.
Una de las principales ventajas que tienen las carreras virtuales con respecto a las carreras en ruta es su modelo financiero: las carreras femeninas no suelen generar mucho dinero, lo que dificulta su capacidad para ofrecer premios en metálico y cobertura televisiva en directo. Las plataformas virtuales, sin embargo, obtienen ganancias de las cuotas mensuales de los usuarios —según un informe reciente, Zwift estaba valorado en más de mil millones de dólares— y se benefician de la publicidad gratuita a medida que los eventos se transmiten en plataformas como Eurosport.
A pesar de todo lo que convierte a las carreras de Zwift en más accesibles, es importante abordar que existen obstáculos que participar en las carreras virtuales en Zwift u en otras plataformas siga teniendo sus dificultades. Es decir, el coste de un rodillo inteligente o un potenciómetro y la suscripción en sí pueden resultar prohibitivos para algunos contextos económicos y sociales.
Sin embargo, hay que observar con atención y con esperanza todo lo que el ciclismo virtual puede ofrecernos. El desarrollo técnico constante y las posibilidades para controlar y crear distintos mundos virtuales en todas las plataformas existentes pueden permitir que las carreras al alto nivel logren el progreso paritario e igualitario por el que las carreras profesionales, en la vida real, han estado luchando por alcanzar durante los últimos años.