Una de nuestras metas como equipo en esta Vuelta Femenina es dejarnos ver y dar guerra, así que meternos en la escapada de la etapa de hoy era uno de los objetivos del día, sin duda. Ser combativas forma parte de nuestro ADN y hoy hemos aprovechado la oportunidad, a pesar de la tensión que se respiraba dentro del grupo principal. El pelotón de esta Vuelta ya tiene unas dimensiones grandes, con 160 corredoras, y en etapas como la de hoy hay mucha tensión, porque todo el mundo intenta colocarse lo más adelante posible. En nuestro caso, hemos intentado estar juntas para ir avanzando en grupo y estar bien posicionadas. Eso ha hecho que cuando he visto la oportunidad, me haya lanzado a por ella y he podido meterme en la fuga del día.
Durante la escapada me he encontrado bastante bien y hemos conseguido colaborar con las cuatro compañeras que estábamos hasta que hemos logrado tener poco más de un minuto de ventaja respecto al pelotón. Pero cuando el tiempo ha empezado a bajar, como tenía muy buenas sensaciones y me notaba fuerte, he decidido arrancar e irme en solitario. Me he dicho: "La que pueda, pues que se venga conmigo". Finalmente, hemos hecho dueto con Coralie Demay, del St Michel. Las dos nos hemos entendido muy bien y hemos intentado mantener la fuga lo más lejos posible.
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Sabía que llegar meta en un día como hoy, en el que se esperaba que hubiera un esprint masivo era difícil, porque el pelotón ha tenido la fuga bastante controlada en todo momento. Además, estaba había muchísimo viento de cara y eso todavía nos lo ha complicado un poco más. Sí que tenía la esperanza de poder llegar hasta el esprint especial o hasta el primer puerto de montaña puntuable, en el kilómetro 86, pero no ha sido posible, porque las corredoras World Tour no nos han dejado para disputarlo ellas. Sin embargo, nuestra compañera Alba Teruel ha estado muy atenta y bien posicionada y ha quedado segunda en el Premio de la montaña. ¡Y casi consigue el maillot da lunares!
Sea como sea, al cruzar la meta nos ha comunicado que nos hemos llevado el Premio a la combatividad. Subir al podio de La Vuelta supone una alegría inmensa para el equipo, porque de algún modo esa ambición con la que hemos competido ha tenido una recompensa, además del sexto puesto de Alba en meta, que ha entrado con las mejores esprinters del mundo.
Creo que lo que hemos conseguido hoy dice mucho de nosotras y del trabajo que hemos hecho. Y si me preguntáis si lo volveré a intentar, la respuesta es clara: creo que todas vamos a tener la oportunidad de poder intentar entrar en la fuga en algún momento en esta Vuelta, y si no soy yo, será otra compañera de Laboral Kutxa. Ese va a ser nuestro objetivo en las siguientes etapas.