De esta Vuelta Femenina me llevo muchos aprendizajes. Sobre todo, la confirmación de que todas las carreras World Tour que estamos corriendo esta temporada nos están haciendo mejorar. Competición tras competición, semana tras semana, mes tras mes, vas viendo que hay una evolución y eso te da confianza para mirar hacia adelante. Ves que te vas acercando a ese objetivo: estar cada vez más cerca de las mejores los próximos meses y años. Así que termino muy satisfecha de esta experiencia.
Blanco durante la ascensión en Lagos de Covandonga, final alto de la séptima etapa de La Vuelta Femenina
Todos estos pensamientos me vienen a la cabeza a pocas horas de haber terminado La Vuelta y de haber subido Lagos de Covadonga por primera vez. Era una cima que solo conocía por su nombre, porque es mítica en la historia del ciclismo y porque La Vuelta a España masculina había terminado ahí en alguna etapa. He visto a gente como Roglic o Nairo Quintana ganar ahí, así que me hacía especial ilusión acabar en Lagos, por lo que significa. Durante la etapa y la subida me he encontrado bastante bien y querido aprovecharlo para dar lo mejor que tenía. Era el último día y había que vaciarse.
Asimismo, creo que es algo muy positivo para la competición que esta, precisamente, termine en un lugar tan mítico, porque eso le da todavía más importancia a la carrera y le aporta ese toque simbólico.
Y, para concluir, a nivel de equipo, la valoración que hago de la Vuelta creo que es muy positiva también. Hemos ido asomando la cabeza en varias etapas, tanto en la que han terminado con un esprint como en las de media montaña. Poco a poco vamos estando ahí, cerca de las mejores ciclistas del mundo. Y eso es significativo de que las cosas se están haciendo bien. Hemos terminado La Vuelta como mejor equipo Continental de la clasificación general. ¡Vamos creciendo!.