Está implícita en casi todas las fotos de ciclismo y de deporte en general. La encontramos en la mueca de esfuerzo, en la mirada hundida tras haber llevado el cuerpo al límite, en las gotas de sudor en el rostro. La llamamos lucha.
Según la RAE, es el acto que se hace para resistir a una fuerza hostil o a una tentación, para subsistir o para alcanzar algún objetivo. Es Mathieu van der Poel arrancando a tope para soltar de rueda a Julian Alaphilippe en la cuesta de Santa Caterina de Siena en los metros finales de la Strade Bianche 2021. Es Annemiek van Vleuten saltando del pelotón para ganar su primer Tour de Flandes hace unos días. Es Francesco Moser terminando segundo en la Amstel Gold Race en 1978 tras una carrera llena de miserias e irregularidades. Los ejemplos son inacabables.
La palabra lucha proviene del latín lucta y, a su vez, del verbo luctari, que se usó por primera vez en un texto del siglo II-III a. C. para hacer referencia al acto de combatir en un sentido abstracto, pero también se asociaba al hecho de retorcerse en un momento de dificultad, tanto en sentido físico como moral. Luctari también se usó para definir el combate cuerpo a cuerpo.
Aún con el peligro de dejarnos muchas cosas en el tintero, en VOLATA#26 —ya a la venta en nuestra tienda online— hemos querido sumergirnos en algunas de estas historias para descubrir más sobre la lucha y las distintas formas que puede adoptar.
Es revelador que veintitrés siglos más tarde, el significado de la palabra se haya mantenido intacto, lo que denota que debe haber algo en la esencia del ser humano que se ha mantenido inmutable: es posible que haya un gen que nos impulsa a superar obstáculos, ya sea para asegurar la propia supervivencia, ya sea por el propio placer de lograrlo.
Sergio Higuita (créditos foto: Fabio Cuttica)
Thomas de Gendt (créditos foto: Offside / Presse Sports)
En VOLATA nos hemos inspirado en ese acto de esfuerzo innato para acercarnos a protagonistas con historias potentes, como la de Sergio Higuita y su lucha por salir de un contexto social marginal y convertirse en ciclista profesional; la de Tom Dumoulin, y su lucha para saber qué quiere en la vida; la de Thomas de Gendt y su lucha por escuchar su instinto y escaparse del pelotón; la de Vittoria Bussi y su lucha contra el crono para marcar un nuevo récord de la hora; la de Svein Tuft y su lucha por reencontrarse a sí mismo después de retirarse del deporte de élite.
También revisamos la historia del equipo belga por excelencia, el Lotto Soudal, la del Tour de Flandes y el origen del concepto "flandrien", y la de Ore-Ida, la carrera de ciclismo femenino más dura de la historia que tuvo lugar en los años ochenta en los Estados Unidos. Así mismo, acompañamos a Vittoria Bussi en su lucha para marcar un nuevo récord de la hora femenino y al canadiense Svein Tuft en la de reencontrarse a sí mismo después de retirarse del deporte de élite.
El número se completa con un reportaje sobre el Gran Guanche, una ruta gravel por las Islas Canarias, así como una nueva columna de la periodista y escritora Laura Meseguer, además de las secciones habituales y muchos más contenidos. Además, estrenamos nueva colaboración: la del profesional Luis Ángel Maté (Euskadi), que también se incorpora como columnista.
Todas estas historias giran alrededor del esfuerzo por mantener viva nuestra propia esencia a pesar de las condiciones adversas, algo que hemos intentado también representar con la portada del artista Gastón Mendienta. Es la lucha contra los elementos, la lucha por diseñar la propia aventura en cada pedalada.
Foto cabecera: Nationaal Archief