La relación del Giro d’Italia y una disciplina como la contrarreloj se ha fortalecido en los últimos años. Desde la temporada 2017, con la excepción del año 2018, los organizadores de la corsa rosa apostaron por alejarse de la tranquilidad tradicional que suele imperar en el desenlace de las grandes vueltas e incluyeron una contrarreloj en la etapa final que tuvo un componente decisivo en el resultado tanto en aquel 2017, otorgándole la victoria a Tom Dumoulin, como en 2020, cuando la maglia rosa recayó en el último instante en el británico Tao Geogean Hart. En este 2023, en la 106ª edición, el Giro volverá a decidirse en una crono, aunque será en la penúltima jornada y con una durísima ascensión al Monte Lussari.
Esta cima, a la que se sube a través de un estrecho camino pavimentado de hormigón que no permite el acceso de vehículos, se estrena como nuevo coloso de la ronda italiana. La condición de puerto inédito incrementa ese aura de incertidumbre, por lo que el reconocimiento previo del recorrido y, sobre todo, la preparación meticulosa tendrán un valor importante. La escasa amplitud de la carretera, junto con los porcentajes elevados, impide que los coches de equipo puedan seguir a los ciclistas durante el ascenso, por lo que los mecánicos deberán coger lo necesario y subir en motos proporcionadas por la organización del Giro. Sin duda, ese componente de estrategia y suerte también puede tener un papel crucial en una cronoescalada que puede decidirse por detalles.
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El Monte Lussari está situado cerca de Tarvisio, una ciudad ubicada en el valle de Valcanale, entre los Alpes Cárnicos al norte y los Alpes Julianos al sur. Se trata de un pequeño rincón al noreste de Italia fronterizo con Eslovenia y Austria, el punto de encuentro de las culturas eslava y alemana de Europa. Antes de la Primera Guerra Mundial formaba parte del Ducado de Carintia de los Habsburgo, aunque las cosas cambiaron después de la guerra, cuando el Imperio Austrohúngaro se derrumbó y pasó a formar parte de Italia.
Esa arraigada relación de la zona de Travisio con Eslovenia y la cercanía con el país centroeuropeo hace pensar en una amplia movilización de los aficionados eslovenos para animar a Primož Roglič en su intento por asaltar la maglia rosa. Probablemente, el ciclista del Jumbo-Visma sentirá el apoyo del público en su lengua materna para buscar recuperar los veintiséis segundos de renta con respecto a Geraint Thomas y conquistar la única gran vuelta que le falta a Eslovenia. No será una tarea sencilla, pues el británico se ha mostrado muy sólido a lo largo de todo el Giro d’Italia y el precedente de Roglič en la Planche des Belles Filles en el Tour de 2020 no traerá buenos recuerdos al esloveno.
Recorrido de la cronoescalada al Monte Lussari
El recorrido de la contrarreloj permite pensar en la posibilidad de que se produzcan grandes diferencias. Y el hecho de que sea un puerto inédito aumenta todavía más la incertidumbre que envuelve esta jornada. Los primeros once kilómetros desde Travisio comienzan con un tramo llano en el que los implicados en la general deberán buscar un equilibrio que les permita no ceder demasiado tiempo pero sin ejercer una potencia que vaya a mermar su energía de cara a las rampas de Monte Lussari. El cambio de escenario se produce tras el primer punto cronometrado, por lo que la organización ha habilitado una zona a los pies del puerto para sustituir las bicicletas de contrarreloj adecuadas para la sección llana por un modelo de carretera convencional para afrontar el tramo decisivo.
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Los siete kilómetros finales estarán marcados por la subida al Santuario de Monte Lussari sobre estrechos caminos pavimentados de hormigón con una pendiente media del 12,1%. Un auténtico muro que en los primeros 4,8 km acumula porcentajes constantes del 15%, equiparables al tramo central del Zoncolan, y máximas que llegan a alcanzar el 22%. Los dos kilómetros restantes hasta la cima, una vez se supera la zona más frondosa del bosque, se tratan de un terreno más irregular, con tramos que entrelazan rampas del 4% con otras cercanas al 12%. El último kilómetro vuelve a ser una especie de montaña rusa, con zonas incluso en descenso que contrastan con porcentajes que alcanzan de forma puntual el 20%.
Thomas vs Roglič
El contexto en el que se hace frente a esta cronoescalada es un factor diferencial. El desgaste acumulado durante un Giro d’Italia marcado por la lluvia y el mal tiempo, una jornada previa dolomítica con más de 5.000 metros de desnivel y el trabajo mental al tratarse de un esfuerzo individual, puede ser el caldo de cultivo ideal para que se produzca un cambio sustancial en la batalla por la maglia rosa.
Su emplazamiento como ingrediente culminante ha ejercido de elemento bloqueador y muro de contención a lo largo de las tres semanas de carrera, viviendo unas jornadas de alta montaña que han quedado reducidas a movimientos en los últimos kilómetros sin excesivos réditos.
A pesar de la nula intención ofensiva, el denominador común en Monte Bondone, Val di Zolo y Tre Cime di Lavaredo ha sido la fortaleza de Geraint Thomas. El ciclista de INEOS-Grenadiers, que esta semana ha cumplido treinta y siete años, ha recuperado su mejor versión y ha sorteado con suma facilidad los escasos aprietos a los que le han sometido tanto Primož Roglič como João Almeida. El portugués queda algo descartado en la lucha por la victoria final al situarse a 59” del británico, por lo que en Monte Lussari la batalla parece reducida a Thomas y Roglič. Ambos dominan la disciplina y la igualdad ha sido máxima, pero los 26” de diferencia mantendrán la tensión hasta los últimos metros.
Colofón en Roma
El domingo 28 de mayo, la capital italiana cierra la 106ª edición de la corsa rosa tras cuatro años consecutivos en los que el Giro ha culminado con una contrarreloj. Por primera vez desde 2018, la ciudad de Roma acoge el final de la ronda italiana con una volata al estilo tradicional del Tour de Francia en los Campos Elíseos o la Vuelta a España en Madrid. Los ciclistas realizarán un total de cinco vueltas a un circuito de 17,6 kilómetros de longitud en el que pasarán por diferentes lugares históricos antes de llegar a los Foros Imperiales a la sombra del Coliseo para encumbrar al ganador del Giro d’Italia 2023.